Por fin los cruceros procedentes de Miami aparecieron en la bahía de La Habana, con la llegada el 3 de mayo del Adonia, de Fathom, sucursal de la gigantesca naviera Carnival, cuya directiva en pleno figuraba entre los 700 pasajeros del lujoso buque que, animados por los contactos “people to people”, arribaron a la isla, prohibida todavía para los simples turistas estadounidenses. Por fin los cruceros procedentes de Miami aparecieron en la bahía de La Habana, con la llegada el 3 de mayo del Adonia, de Fathom, sucursal de la gigantesca naviera Carnival, cuya directiva en pleno figuraba entre los 700 pasajeros del lujoso buque que, animados por los contactos “people to people”, arribaron a la isla, prohibida todavía para los simples turistas estadounidenses.
El Adonia navegará desde Miami cada 15 días para hacer su primera escala en La Habana y en un bojeo a la isla tocar los puertos de Cienfuegos y Santiago de Cuba, donde los vacacionistas podrán apreciar de primera mano la “Cuba profunda” y disfrutar de actividades culturales, pero nunca bañarse en las paradisíacas playas. Así de simple.
Aunque para los cubanos por ahora montarse en un crucero es solo un sueño, afirman optimistas que “ya se rompió el hielo” y esperan lo que sí puede estar más a su alcance, que el gobierno dé vía libre al servicio de trasbordadores entre ambos países, pues advierten que no por gusto las más recientes medidas migratorias cubanas aseguran que ya pueden entrar y salir del país por vía marítima, como pasajeros o tripulantes, con independencia de su condición migratoria y con el correspondiente visado del país de destino, por supuesto, algo que les estaba prohibido desde hace bastantes años.
