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Los parlantes ensordecen a La Habana

Radio Bemba

Altavoz

Muchos habaneros aseguran que se trata de una plaga que ha invadido la capital y el resto del país, y algunos reclaman, incluso a sus representantes en los gobiernos locales, que se apliquen multas a los «infractores», más allá de los constantes spots de televisión llamando a la buena convivencia y a la eliminación de la contaminación sonora.

Muchos habaneros aseguran que se trata de una plaga que ha invadido la capital y el resto del país, y algunos reclaman, incluso a sus representantes en los gobiernos locales, que se apliquen multas a los «infractores», más allá de los constantes spots de televisión llamando a la buena convivencia y a la eliminación de la contaminación sonora.

Porque a toda hora y en los lugares más insospechados puede irrumpir alguien llevando consigo una «cajita» de música a todo volumen y ensordecer a quienes están a su alrededor, sin la menor preocupación por las molestias que causa.

Llamadas indistintamente por sus propietarios cajitas, parlantes o altavoces, tales equipos, ya sean diminutos o del tamaño de una maleta, son portados por no pocos habaneros en ómnibus, parques, mercados o en plena calle, y lo peor según muchos, no es solo el ruido, sino que sus oídos son maltratados doblemente al tener que escuchar obligatoriamente algunos de los «éxitos» más obscenos del controvertido reguetón.

Un problema más de contaminación sonora, a juicio de no pocos habaneros, en una ciudad donde ya son excesivos la música alta en establecimientos estatales y privados, el uso arbitrario de los cláxones, el ruido de motores y maquinarias y hasta las conversaciones a gritos entre vecinos de balcón a balcón.

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