La existencia de varias categorías de precios en el mercado provoca que los cubanos se conviertan en aventajados matemáticos a la hora de salir de compras y tener que comparar lo que cuesta un mismo producto por la libreta de abastecimientos, en los mercados “liberados” ya sean privados o estatales, o en las también estatales shopings. La existencia de varias categorías de precios en el mercado provoca que los cubanos se conviertan en aventajados matemáticos a la hora de salir de compras y tener que comparar lo que cuesta un mismo producto por la libreta de abastecimientos, en los mercados “liberados” ya sean privados o estatales, o en las también estatales shopings.
Pero lo que muchos no acaban de comprender son las enormes distorsiones que se aprecian y que “sacan de quicio a cualquiera”, con afirman no pocas amas de casa, cuando, por ejemplo, adquieren por la libreta un kilo de arroz –subsidiado por el Estado, al irrisorio precio de menos de 0,15 pesos cubanos (CUP), aunque la bolsa de nylon donde se lo despachan, le cuesta un CUP.
Como si ese cereal fuera siempre de producción nacional, cosa que no es tal, en las tiendas anuncian “arroz importado de Brasil” en venta libre, a 11 CUP el kilo, y la bolsa sigue al mismo precio.
En las ‘shoping’, las cosas son diferentes, pues allí las bolsitas son totalmente gratis –cuando las hay- pero el kilo de arroz (igualmente por la libre e importado) se remonta a 1,20 pesos convertibles (CUC) o 28,80 CUP, por lo que muchos se preguntan “¿quién carajo compra arroz en la shoping?”.
