Quienes pretenden vender o comprar una vivienda en Cuba, andan desde el pasado 11 de mayo «rompiéndose la cabeza», como dicen en Radio Bemba, para sacar el valor referencial del inmueble y calcular el posible impuesto a pagar por la transacción sin tener pérdidas en el negocio. Quienes pretenden vender o comprar una vivienda en Cuba, andan desde el pasado 11 de mayo «rompiéndose la cabeza», como dicen en Radio Bemba, para sacar el valor referencial del inmueble y calcular el posible impuesto a pagar por la transacción sin tener pérdidas en el negocio.
Ese día entraron en vigor las disposiciones anunciadas un mes antes en la Gaceta Oficial, para, según las autoridades, lograr mayor correspondencia con los valores reales de transmisión de las viviendas, contrarrestar evasiones y fortalecer el control tributario, ante las cuales muchos pensaron que los precios caerían y no pocos se apresuraron a deshacerse de sus casas.
Pero al parecer las aguas van volviendo a su nivel y los precios que establece la legislación, basados en tipo de construcción, número de habitaciones y dependencias y hasta el lugar donde radica la casa, no son tan bajos como parecía, solo que, como dicen algunos, «hay que ser un experto en matemáticas» para calcular el costo.
En cambio para los potenciales compradores, que esperaban una sustancial rebaja, la resolución «quizá ponga orden pero los precios siguen más o menos igual», mientras otros concluyen que «el Estado solo quiere sus impuestos, lo demás es música».
