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SANDY SIGUE DANDO GUERRA

Radio Bemba

En el anterior número hablamos de que Sandy, que parecía un viento platanero, madrugó a todo el mundo y acabó «con la quinta y con los mangos», y tanto fue así que todavía está dando quehacer. En el anterior número hablamos de que Sandy, que parecía un viento platanero, madrugó a todo el mundo y acabó «con la quinta y con los mangos», y tanto fue así que todavía está dando quehacer.

Los comentarios en La Habana, marcados por la lejanía de los lugares donde causó los mayores estragos y de las verdades a medias de la prensa, es que «la cosa está malísima» en el oriente del país, donde todo indica que habrá trabajos de recuperación para largo.

Porque a nadie le cabe duda de que el gobierno enseguida movió los recursos disponibles y cientos o miles de hombres, desde soldados hasta técnicos en comunicaciones y electricistas, para ayudar en todo lo posible. Y también ha llegado con prontitud ayuda del extranjero.

Pero se sabe que aunque el huracán pasó el 25 de octubre, todavía falta la electricidad en barrios de varias ciudades; las autoridades repartieron keroseno y otros combustibles para cocinar, pero muchos han tenido que echar mano incluso a la leña de los miles de árboles derribados por el viento.

El propio presidente Raúl Castro dijo públicamente que no se iría de Santiago hasta que no hubiera electricidad, y no se sabe si todavía anda por allá.

Además, sin electricidad la conservación de los alimentos se convierte en un problema por lo que los huevos se han convertido, una vez más, en el salvavidas de la gente en lo que al consumo de proteína se refiere, y no por gusto han desaparecido literalmente de los mercados de la capital.

La medida del desbarate la dan también las iniciativas de las autoridades de abrir cuentas bancarias en pesos y en CUC para recibir donativos de la población, y hacer campañas para la recogida de ropas, productos de aseo y enceres de cocina, para mediante la iniciativa individual contribuir con quienes lo perdieron casi todo.

Y esto en Cuba, donde la solidaridad siempre transcurre por «los canales» oficiales, es una novedad.

La historia se completa con los rumores, no confirmados por la prensa, de que el ciclón hizo estragos, pero también «lo ayudaron» quienes en Santiago de Cuba, Palma Soriano y otras ciudades se dieron a la tarea de saquear almacenes y tiendas, donde «no dejaron ni las perchas», como asegura Migdalia, una vecina cuyos hermanos que viven en oriente «se las han visto negras».

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