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SIN SOLUCIÓN A LA VISTA

Radio Bemba

El cierre de las oficinas consulares cubanas en EEUU al parecer por la falta de una institución bancaria que acoja sus cuentas ya lleva meses sin que se perciba una solución en el horizonte y multiplicando los dolores de cabeza para los cubanos residentes en ese país que desean viajar a la isla para ver a sus familiares. El cierre de las oficinas consulares cubanas en EEUU al parecer por la falta de una institución bancaria que acoja sus cuentas ya lleva meses sin que se perciba una solución en el horizonte y multiplicando los dolores de cabeza para los cubanos residentes en ese país que desean viajar a la isla para ver a sus familiares.

Uno de los tantos que ha transitado por esa Vía Crucis es Sigfredo, quien, a punto de que se le venciera su pasaporte, viajó a La Habana para allí mismo obtener un nuevo documento, lo que parecía un trámite sin mayores complicaciones, según le explicaron sus parientes habaneros. “Sin quitarse el polvo del camino”, desde el aeropuerto internacional José Martí partió directamente hacia las oficinas de la consultoría jurídica internacional en la barriada de Miramar, pues le habían dicho que en 72 horas tendría en sus manos el nuevo pasaporte, tiempo más que suficiente para él, que había viajado con un permiso que le dieron en su empresa por cinco días.

Pero cuando llegó a media mañana a la mencionada oficina, la primera señal de alarma fue la larga cola de personas que estaban esperando para realizar el mismo trámite.

Y cuando leyó los requisitos necesarios poco le faltó para dejarse llevar por la desesperación. Para hacer el trámite, necesitaba una foto de pasaporte, algo lógico con lo cual ya contaba. Pero además, tendría primero que acudir a un banco a comprar sellos de timbre por 100 CUC, con comprobante de la institución bancaria incluido, para evitar falsificaciones; y pagar otros 225 CUC por la tramitación del documento.

Pero además, tenía que presentar la carta de embarque de retorno a EEUU, entregar el pasaporte a punto de vencer… y lo peor, esperar siete días hábiles para recibir el nuevo documento. Nada de las prometidas 72 horas.

El funcionario que amablemente lo atendió en la puerta le aseguró que “las solicitudes han aumentado tanto que el personal no da abasto y por eso hemos tenido que extender el plazo de entrega”.

Y posibilidades de resolver ninguna, ni siquiera “por la izquierda”, como le aseguró el empleado, para rematar con un “lo mejor que usted hace, señor, es volver para Miami y esperar allí a que las oficinas abran de nuevo, porque eso tarde o temprano tendrá que resolverse”.

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