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¿Y las viandas dónde están?

Radio Bemba

Esa es la pregunta que se hacen muchas amas de casa a la hora de acudir a los mercados a hacer las compras, pues si bien se aprecia un amplio surtido de vegetales, las viandas (plátano, malanga, yuca, boniato, papas), que forman parte importante de la dieta del cubano, están literalmente perdidas del mapa en las últimas semanas. Esa es la pregunta que se hacen muchas amas de casa a la hora de acudir a los mercados a hacer las compras, pues si bien se aprecia un amplio surtido de vegetales, las viandas (plátano, malanga, yuca, boniato, papas), que forman parte importante de la dieta del cubano, están literalmente perdidas del mapa en las últimas semanas.

Nadie, ni radio bemba, se explica el bache, pues el año pasado no hubo ciclones que acabaran con los cultivos, el gobierno a concedido decenas de miles de hectáreas de tierras en usufructo a nuevos productores y le tiene el «ojo echado» al sector agrícola como un asunto estratégico, para lograr el tan necesario abastecimiento alimentario para una nación que eroga cada año mucho más de mil millones de dólares en comprar alimentos en el mercado internacional.

Lo más sorprendente del caso es que hasta hace un par de meses las viandas estaban que daban al pecho, como dicen los cubanos cuando hay de sobra, hasta tal punto que fue necesario bajar los precios a algunos alimentos, como el boniato, hasta 20 centavos de peso la libra, lo cual, si se lleva a la equivalencia en dólares o CUC, es como decir que tuvieron que regalar los productos.

También estaban por todos lados los plátanos, la yuca y la malanga, que en Cuba es considerada casi imprescindible para alimentar a los bebés, y las papas, cuya siembra corre exclusivamente a cargo de las empresas estatales.

Radio bemba recuerda que en 2010 ocurrió algo parecido en estos primeros meses del año, por lo cual es de esperar que el día menos pensado, de las próximas semanas, comiencen a aparecer las desaparecidas, pero puede que entonces desaparezcan los tomates, las lechugas, las coles, los pimientos y los rábanos que hoy copan las tarimas, como si fuera una carrera de relevos, en la cual el único que nunca alcanza la meta de llenar la cesta de las compras es el consumidor.

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