¿Qué ven los cubanos en esta primera quincena de diciembre? La pregunta tiene prácticamente una sola respuesta: Cine, mucho cine, pues el maratón fílmico que cada año por estas fechas constituye el Festival del Cine Latinoamericano, no solo tiene escenarios en La Habana, sino en un buen número de otras ciudades de la isla, así que es para todos. ¿Qué ven los cubanos en esta primera quincena de diciembre? La pregunta tiene prácticamente una sola respuesta: Cine, mucho cine, pues el maratón fílmico que cada año por estas fechas constituye el Festival del Cine Latinoamericano, no solo tiene escenarios en La Habana, sino en un buen número de otras ciudades de la isla, así que es para todos.
Cuando esta publicación vea la luz, estarán a punto de conocerse los premios Coral, pero aunque estos son una incógnita, todo indica que la cinematografía cubana, que en los últimos años no ha logrado obtener grandes lauros, esta vez vino a por todas con una larga y variada lista de títulos en competencia en casi todas las categorías.
Por ello los cinéfilos, aunque corren tras los estrenos procedentes de otras latitudes, incluidas muchas joyas que abundan en las muestras colaterales, no han pasado por alto las cintas del patio, y cuenta de ello son las largas colas en los cines donde se anuncian los productos made in Cuba.
La directora de Programación del evento, Zita Morriña, aseguró que la propuesta cubana de más de 80 obras -incluyendo las que se presentan fuera de competencia- fue la mayor en cuanto a proporción, si se tiene en cuenta a los otros países participantes, poseedores de una importante producción fílmica anual.
Por la isla estuvieron presentes tres cintas en la categoría de largometraje de ficción, entre ellas «Irremediablemente juntos», de Jorge Luis Sánchez González, en la cual a través de la música y el baile transcurre el drama de Liz y Alexander, dos jóvenes de diferente raza que encuentran en sus respectivas familias una implacable oposición a su amor, lo cual los obliga a tomar una decisión tan radical que, sin ellos proponérselo, pondrá en crisis los valores con los que han crecido.
Sánchez González, quien también dirigió la multipremiada película «El Benny» (2006), dijo que su nuevo largometraje, de casi dos horas, es una obra que intenta esquivar la estructura clásica del género musical en el cine.
Otro filme que ha luchado por los corales y gustó a la crítica y al público fue «La película de Ana», del experimentado Daniel Díaz Torres, que comienza como una desternillante comedia para ir asumiendo cada vez más un tono reflexivo que deja a los espectadores meditando sobre lo que acaban de ver.
La película de Ana narra la historia de una actriz sin mucha suerte profesional que prueba al límite sus capacidades histriónicas y se convierte, por excepcionales circunstancias, en directora audiovisual, y como tal se atreve a filmar para una productora extranjera un falso documental acerca de la prostitución en Cuba, que la incluye e ntre las protagonistas. La tercera apuesta cubana es «Se vende», de Jorge Perugorría, otra comedia, pero de humor negro, y que tiene el mérito de devolver a la pantalla grande a figuras brillantes de la filmografía cubana que estaban casi desaparecidas, como Salvador Wood, Raúl Pomares, Mario Balmaseda, Coralia Veloz y Patricio Word.
Su director la calificó como «algo más posmoderno, surrealista y original que mis trabajos anteriores y ya en ella se comienza a ver un estilo, una manera de hacer que tiene que ver más conmigo».
Cadáveres rescatados y entradas y salidas al cementerio vuelven a aparecer en una trama salpicada de referencias políticas y sociales trabajadas en clave de humor, y aunque a ratos arranca buenas risas, a veces parece mostrar cierta necesidad de imponer la gracia a toda costa.
Cuba también compitió en el apartado de Opera Prima con «Penumbras», del hasta ahora realizador de televisión Charly Medina, y que ya fue estrenada en los cines y gustó al público y a la crítica a pesar de haber sido filmada en blanco y negro, pues con su tono intimista y minimalista va mucho más allá de los tópicos sobre la realidad cubana en los años del llamado período especial.
En ese apartado también estuvo «Melaza», una demoledora cinta del director Carlos Lechuga.
Los cortos, documentales y guiones de factura cubana participantes en el concurso completaron la visión sobre el quehacer de los creadores cubanos durante el actual año.
Fuera de competencia, el público persiguió el filme «Pablo», una obra muy dura sobre un tema poco abordado públicamente en la isla pero presente allí como en el resto del mundo: la violencia en el marco familiar y en especial sobre los niños.
En tanto, el corto La lavadora, de Joel Infante, retoma un tema recurrente: una muchacha se prostituye para poder comprarle una lavadora a su abuelita. Buenas actuaciones y puesta en escena, y mucho, mucho sexo y sordidez, y eso siempre engancha al público.