En el noticiero estelar de la televisión cubana (NTV), la visita de un alto funcionario del Partido Comunista Chino —Li Zongyuan— no habría pasado de ser una nota protocolar si no fuera por un detalle revelador: fue presentado como “excelentísimo señor”.
Entre el discurso revolucionario y el nuevo protocolo
En un país donde durante más de medio siglo el apelativo de “compañero” ha simbolizado la igualdad ideológica, el regreso de las fórmulas diplomáticas tradicionales despierta interrogantes. El término, heredado del lenguaje revolucionario de 1959 y reforzado tras la declaración del carácter socialista en 1961, se usó durante décadas como sinónimo de respeto y militancia.
Sin embargo, la escena del NTV, con la voz solemne del locutor hablando de un “excelentísimo señor” proveniente de Pekín, sugiere algo más que un simple cambio de etiqueta.
La semántica del poder en Cuba parece evolucionar al compás de la geopolítica
Mientras los medios oficiales celebraban la cooperación bilateral, el gesto verbal del noticiero pareció sintetizar un desplazamiento simbólico: de la camaradería revolucionaria a la diplomacia jerárquica.
La política como ssemiótica
No es casual que el visitante chino representara al Museo de Historia del Partido Comunista Chino, un espacio más ideológico que económico. Aun así, su tratamiento mediático se acercó más al reservado para un jefe de Estado que al de un “hermano de lucha”.
El uso del título “excelentísimo señor” —ajeno al vocabulario habitual del noticiero— puede interpretarse como signo de un nuevo pragmatismo lingüístico, donde los modales reemplazan a los ideales. En otras palabras, Cuba mantiene su discurso socialista, pero empieza a modular el tono según el interlocutor.
En la diplomacia del siglo XXI, el protocolo revela tanto como los acuerdos firmados
El episodio también pone en evidencia una paradoja: cuanto más depende La Habana de aliados estratégicos como China, más se aleja del lenguaje igualitario que definió su revolución.
La alianza en cifras
| Año | Hito diplomático Cuba-China | Descripción |
|---|---|---|
| 1960 | Establecimiento de relaciones diplomáticas | China fue uno de los primeros países en reconocer al Gobierno revolucionario cubano |
| 1993 | Reapertura de cooperación económica | Se reactivan acuerdos tras la caída de la URSS |
| 2014 | Visita de Xi Jinping a La Habana | Se firman 29 convenios de inversión y cooperación tecnológica |
| 2025 | Participación de Li Zongyuan en actos oficiales | El tratamiento protocolar marca una nueva etapa en la retórica bilateral |
El lenguaje, en este contexto, funciona como termómetro político. Donde antes bastaba un “compañero”, hoy se mide cada adjetivo con precisión diplomática.
De la hermandad al ceremonial
Para muchos cubanos, acostumbrados a un discurso donde los títulos nobiliarios eran sinónimo de privilegio, escuchar “excelentísimo señor” en boca del noticiero estatal tiene sabor a retroceso simbólico. La ironía, sin embargo, no pasa desapercibida: mientras se habla de igualdad, el trato se eleva al rango de la vieja diplomacia.
La revolución se hizo para acabar con las jerarquías, pero el protocolo parece empeñado en revivirlas
El dilema es si este cambio es solo retórico o refleja un reajuste más profundo: una Cuba que ya no puede hablar desde la épica, sino desde la conveniencia.
En tiempos de apagones y discursos reciclados, el lenguaje se convierte en un espejo de la política. El “compañero” pierde terreno frente al “excelentísimo”, y en esa sutileza se dibuja una nueva gramática del poder en la isla. En la Cuba de hoy, las palabras no solo comunican: también revelan quién manda y quién escucha.



