La subida de los precios de la gasolina y del diesel hasta el 18% anunciada por el Gobierno de Raúl Castro no ha sentado nada bien en una población que teme por la pérdida de su puesto de trabajo, después de que se anunciara un plan de ajuste en los organismos dependientes del Estado que afectará a 500.000 trabajadores. La subida de los precios de la gasolina y del diesel hasta el 18% anunciada por el Gobierno de Raúl Castro no ha sentado nada bien en una población que teme por la pérdida de su puesto de trabajo, después de que se anunciara un plan de ajuste en los organismos dependientes del Estado que afectará a 500.000 trabajadores. La mayoría de los cubanos, que temen ser uno de los «futuros desempleados», han visto la subida del precio de los combustibles, del 10% para el diesel y del 18% para la súper, como lo peor que les podría ocurrir. Muchos funcionarios se ven incapaces de salir adelante en el sector privado después de pasar toda una vida trabajando para el Estado, y ni se plantean como opción la iniciativa de trabajar por cuenta propia. Para informar a los cubanos de los futuros despidos las autoridades han organizado asambleas entre la administración de las empresas y los trabajadores. Se les ha comunicado la crueldad de la realidad, sin más, informándoles de que ahora una comisión debería decidir quienes son idóneos y quienes no para continuar trabajando. El aumento de los precios del combustible se anunció el día en que se hicieron públicos los resultados de las elecciones legislativas de Venezuela, en las que el presidente Hugo Chávez ha perdido los dos tercios del Congreso que le permiten aprobar leyes orgánicas.
