La creciente dolarización en establecimientos estatales y privados de Cuba, unido al anuncio gubernamental de que se implementará una nueva política cambiaria, genera gran incertidumbre entre la población de la isla, donde la moneda nacional sigue devaluándose.
El economista Omar Everleny comentó a la Agencia Sputnik que las autoridades impulsan esta «dolarización parcial» por su falta de divisas, en momentos en que la única forma de conseguirlas es vender determinados productos en dólares.
Tasa de cambio actual (agosto 2025) | Valor del dólar (USD) | Valor del euro (EUR) |
---|---|---|
Tasa oficial para ciudadanos | 1 USD = 120 CUP | — |
Tasa oficial para empresas | 1 USD = 24 CUP | — |
Tasa informal | 1 USD ≈ 390 CUP | 1 EUR ≈ 440 CUP |
«Se trata de una dolarización parcial pues hay muchos bienes y servicios disponibles en la moneda nacional, que es el peso cubano, tal es el caso de los impuestos, los salarios, los pagos en buena parte de los establecimientos estatales», apuntó Everleny, doctor en Ciencias Económicas y profesor de la Universidad de La Habana de 1984 a 2016.
Precisó que determinados segmentos son los únicos autorizados para funcionar con dólares, y ahí surge una contradicción: las Mipymes (micro, pequeña o mediana empresa) tienen que poner sus precios en pesos cubanos, pero las tiendas del Estado sí pueden poner sus precios en dólares.
Everleny alertó además sobre el costo social de la medida, pues los salarios en Cuba no se pagan en dólares, salvo en algunas entidades mixtas, empresas extranjeras y embajadas.
También consideró que la dolarización parcial sería algo positivo para la inversión extranjera, porque se supone que habrá disponibilidad de divisas en efectivo que permita a las entidades que invierten en dólares acceder a utilidades en esa misma moneda.
En los últimos meses se produjo un desabastecimiento en las tiendas que venden con tarjetas en moneda libremente convertible (MLC), una unidad monetaria implementada en 2019 como parte de reformas para captar divisas y estabilizar la economía.
No se trata de una moneda física, sino de un sistema de cuentas electrónicas respaldadas por monedas extranjeras (como dólares, euros, etc.), usada principalmente en el comercio minorista por personas que reciben remesas o trabajan en empresas extranjeras.
Un detonante de la actual crisis, explica Everleny, fue el impago a proveedores, que dejó a las tiendas que venden en MLC sin forma para reaprovisionarse.
Además, añadió el economista, el MLC fue creado para evitar la circulación del dólar, pero el banco no permite sacar el dinero en efectivo, lo cual ha generado una falta de confianza en el sistema bancario del país.
De hecho, muchos cubanos no depositan dólares en la recién creada tarjeta Clásica, la cual también pueden adquirir turistas y extranjeros residentes.
Para acceder a los dólares, los cubanos suelen comprarlos en el mercado informal ante la imposibilidad del Estado de garantizar la disponibilidad de efectivo según la actual tasa oficial de cambio: 120 pesos cubanos (CUP) por 1 dólar estadounidense (USD). Pero para las empresas estatales, el cambio es diferente: 1 USD equivale a 24 CUP.
En tanto, en el mercado informal, la tasa es muy superior y va en aumento desde hace varias semanas: actualmente 1 dólar equivale a unos 390 pesos cubanos y 1 euro, a unos 440 pesos cubanos.
Ante este escenario, Everleny recalcó que cualquier «movimiento» realizado en la esfera financiera va a ser contraproducente «si no va aparejado a un aumento de niveles productivos».
El 16 de julio, durante su intervención en la Asamblea Nacional del Poder Popular, el primer ministro de Cuba, Manuel Marrero, dijo que se estaban creando las condiciones para la «transformación de la política cambiaria» en el segundo semestre de este año y también con el objetivo de implementar un nuevo mecanismo de gestión, control y asignación de las divisas para las empresas.
Según afirmó, en los próximos meses seguirán «avanzando» en el proceso de dolarización parcial de la economía y se abrirán más espacios para el uso de dicha moneda en diferentes tipos de transacciones.
Marrero precisó que implementarán un «tipo de cambio flotante» y que más adelante, se ofrecerán detalles pormenorizados sobre el funcionamiento del nuevo mercado cambiario.
Al respecto, Everleny señaló que una «tasa flotante» en el mercado cambiario oficial solo podría funcionar si no se mantiene muy distante de la tasa informal, pues si ese mercado tiene ofertas más atractivas, la divisa nunca llegará a manos del Estado.
«En el corto plazo no creo que el Estado pueda hacer frente al mercado informal de cambio de divisa», admitió el Doctor en Ciencias Económicas.
Por su parte, el economista cubano Pedro Monreal señaló en la red social X que si no se supera la actual crisis agropecuaria en Cuba, el peso cubano «no tendrá respaldo» y el nuevo régimen cambiario podría ser ineficaz.
La compra de alimentos es aproximadamente el 70 por ciento del gasto de una familia en la isla, por lo cual el peso cubano será «papel mojado» frente a las divisas en tanto la débil oferta interna de alimentos presione sus precios y exija una elevada importación de esos productos, expuso Monreal.
A su juicio, la multiplicidad cambiaria nunca fue la «mejor opción» en la isla, pero desde finales de 1990 y hasta 2020, «la tasa de cambio del peso cubano (para operaciones privadas) fue relativamente estable gracias -en alto grado- a la rápida recuperación de la actividad agropecuaria».
La dolarización parcial puede acrecentar, igualmente, las desigualdades sociales, pues los cubanos que no reciben remesas ni tienen ingresos en divisas, solo podrán acceder a esa «moneda dura» si la compran en el mercado informal con sus altas tasas de cambio.
Antes, el Estado garantizaba una «canasta de bienes y servicios» que distribuía a precios subsidiados mediante una «libreta» de racionamiento y que incluía alimentos como huevos, cárnicos y leche, pero tales productos han dejado de distribuirse por esa vía y solo se adquieren en moneda nacional a un costo que suele superar un salario mínimo, o se compran en dólares.
Por ello, el acceso a esa moneda dura se ha convertido en un tema central de la economía doméstica y llena de incertidumbres a numerosas familias cubanas.
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