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Raúl busca a la desesperada fórmulas para recortar la factura alimentaria

En una de sus ultima ediciones, el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, publica un amplio reportaje en el que defiende la necesidad de producir en la Isla, los alimentos que el país se ve obligado a importar. En una de sus ultima ediciones, el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, publica un amplio reportaje en el que defiende la necesidad de producir en la Isla, los alimentos que el país se ve obligado a importar.

Para los actuales dirigentes cubanos aumentar el grado de autoabastecimiento se ha convertido en un problema de seguridad nacional. De ahí que apuesten por una liberalización controlada de la producción que, sin embargo, no acaba de despegar.

Esta ha sido, desde su llegada al poder, una de las principales obsesiones de Raúl Castro que ha puesto en práctica distintas fórmulas para incentivar la producción agrícola (incluida la cesión de tierras en usufructo), pero que no ha conseguido resultados aún. De hecho, el año pasado la Isla gastó más de 1.700 millones en la importación de estos productos y este año, las autoridades económicas cubanas, manejan una cifra similar para esta partida.

Y la necesidad de reducirla es perentoria. No sólo por las dificultades financieras endémicas de La Habana. También porque cada vez resulta más difícil encontrar un suministrador que acepte las fórmulas de pago posibles para la mayor de las Antillas. Hasta el punto de que, en algún momento, del pasado año, un socio comercial tradicional como Vietnam, donde la Isla compra buena parte del arroz que se consume en el país, estuvo a punto de cortar el grifo ante los reiterados aplazamientos de los pagos. De hecho, las compras en efectivo a los ‘lobbies‘ agrícolas estadounidenses que se realizaban un poco también como arma de presión política se han reducido al mínimo.

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