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Gente, gente, gente

“Ya puedo dormir tranquila, porque ya tengo la pierna en la nevera”, esta afirmación que puede parecer un mensaje en clave para un extranjero, es bien clara para cualquier cubano sobre sus preocupaciones para los preparativos de la Navidad. Otros como ‘Kike’, que acaba de leer en el diario Granma que ya se pueden crear cooperativas en varios sectores, opinan que “la cosa va lenta pero se mueve”. Nosotros por nuestra parte lo que deseamos es que todos, sin excepción, disfrutemos de unas felices fiestas…si el mundo no se acaba antes. “Ya puedo dormir tranquila, porque ya tengo la pierna en la nevera”, esta afirmación que puede parecer un mensaje en clave para un extranjero, es bien clara para cualquier cubano sobre sus preocupaciones para los preparativos de la Navidad. Otros como ‘Kike’, que acaba de leer en el diario Granma que ya se pueden crear cooperativas en varios sectores, opinan que “la cosa va lenta pero se mueve”. Nosotros por nuestra parte lo que deseamos es que todos, sin excepción, disfrutemos de unas felices fiestas…si el mundo no se acaba antes.

Los festivales internacionales del nuevo cine latinoamericano exhiben cantidades industriales de cintas, pero son parcos a la hora de reflejar el ambiente farandulero y de jet set que se respira en otros eventos de este tipo en el mundo, y la edición número 34 del certamen, que acaba de finalizar, no fue una excepción.

No obstante, como parte del festival, o coincidiendo con él aunque por otros motivos, aparecieron en la capital cubana una serie de estrellas que movieron el ambiente de la ciudad.

Una de ellas fue el actor argentino Alejandro Awada, un viejo conocido del público de la isla, quien aseguró que esta vez el festival fue su pretexto para saldar una deuda que tenía hace 20 años consigo mismo: caminar por las calles de La Habana.

El artista, satisfecho además por moverse con total libertad lejos de fotógrafos impertinentes, dijo estar «muy contento, en unos días me voy, pero si regreso corro el riesgo de quedarme por lo menos cuatro o cinco años. Amo a esta ciudad, a este pueblo que me reconoce».

Identificado en Cuba por sus papeles en varias teleseries, Awada confesó que no puede caminar cien metros sin que lo detengan para saludarlo o para opinar sobre alguna de sus actuaciones.

Después de verlo como el esposo abusador de su compatriota Susú Pecoraro en ‘Mujeres de nadie’, al público cubano no le sorprende encontrarlo en este festival con otro personaje polémico: un exalcohólico que intenta redimirse.

En la película ‘Días de Pesca’, dirigida por el también argentino Carlos Sorín, Awada interpreta a Marcos, hombre de 52 años que al recuperarse de una adicción al alcohol intenta restablecer las relaciones con su hija durante un viaje a pescar tiburones.

Una conocida por medio mundo, la estadounidense, Annette Bening, también estuvo en La Habana, como integrante de una delegación de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos invitada al evento.

Bening fue clara al asegurar que «queremos aumentar nuestras relaciones con los realizadores del cine cubano, cualesquiera que sean las políticas que de alguna manera interfieren en esta posibilidad de intercambio y de trabajo conjunto». La protagonista de ‘Bugsy’ (1991) o ‘Conociendo a Julia’ (2004) dijo que la Academia desea «fomentar y aumentar» el trabajo con los realizadores cubanos y superar la distancia que hoy tienen.

Además, la actriz de 54 años habló de algunos de los personajes que ha interpretado desde los inicios de su carrera, como el de ‘Belleza americana’ (1999), en la que compartió el protagonismo con Kevin Spacey, y por la que obtuvo entre otros premios el BAFTA a la mejor actriz en 2000.

Bening declaró su pasión por el teatro y reveló que durante mucho tiempo se sintió como una actriz de teatro fingiendo que actuaba en películas, pero confesó que ahora «me encanta la cámara, todo lo que implica ser una artista de cine».

Subrayó que para ser actor hace falta educarse, entender el mundo, la política, la sicología y la cultura, enamorarse, equivocarse, relacionarse con personas, «porque la vida creativa nos escoge, más que nosotros elegirla a ella».

El argentino Fito Páez es otro viejo conocido de los cubanos, pero hacía unos cuantos años que no aparecía por La Habana y ahora desembarcó con música y cine.

Por un lado, cautivó nuevamente a miles de cubanos con un animado concierto en el que interpretó algunos de sus máximos éxitos, y por otro, presentó en estreno mundial su DVD El amor después del amor, 20 años, como parte del Festival de Cine.

«Uno hace las cosas con las tripas, con el corazón», dijo el roquero durante el maratónico espectáculo en el cual las 5.000 personas que abarrotaron el teatro Karl Marx corearon sus canciones y lo aplaudieron delirantemente.

En cuanto al DVD precisó que se trata de una película de una hora y veinte minutos para celebrar las dos décadas del álbum «El amor después del amor» lanzado en 1992.

Esta fue la cuarta ocasión en la que Fito Páez asiste al Festival de La Habana, que en 1994 le otorgó una mención por su mediometraje ‘La balada de Donna Helena’.

En 2001 concursó en la categoría de ópera prima con su filme ‘Vidas privadas’, en 2007 presentó su segunda película, ‘¿De quién es el portaligas?’, y dos años después presentó el documental ‘Las manos al piano’, que muestra su relación con ese instrumento.

Y de México llegó la cantante y compositora Julieta Venegas, pero con la especial encomienda de servir como vocera de la campaña mundial de la ONU para poner fin a la violencia contra las mujeres.

No obstante, ofreció un concierto en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional de La Habana cuyo espacio fue insuficiente para el público y en el cual se acompañó de los artistas cubanos Santiago Feliú y Rochy con un repertorio en el cual combinó sus temas ya conocidos con algunas de sus creaciones más recientes.

«Me encanta la gente de acá, me encanta Cuba, la gente es muy generosa, muy comprometida, muy entregada, tienen una manera de escuchar que es muy linda, es el público ideal», dijo Venegas tras el concierto.

Y no parecen haber sido palabras de cumplido, pues si bien la mexicana es muy popular en el resto del continente, no puede decirse que en Cuba sea punto fijo en la radio ni en el comercio de discos, pero quienes acudieron a escucharla corearon todas sus canciones con una seguridad como si fuera una conocida de toda la vida.

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