La Tribuna Antiimperialista José Martí, ubicada frente a la embajada de EEUU en La Habana, ha sido durante 25 años un emblema de la política exterior del Gobierno cubano. Inaugurada en el año 2000 durante el caso del niño Elián González, cuenta con capacidad para 10.000 personas sentadas y otras 30.000 de pie, y ha sido escenario de protestas masivas, actos culturales y celebraciones oficiales como el Primero de Mayo.
En su entrada se encuentra la estatua del héroe nacional José Martí, con González en brazos, apuntando hacia la sede diplomática estadounidense. En el otro extremo, el Monte de la Bandera, una estructura de concreto con una gran enseña nacional, refuerza el carácter simbólico del recinto.
La Tribuna se ganó el apodo de protestódromo por su uso sistemático en manifestaciones impulsadas por el Gobierno, especialmente durante el mandato de Fidel Castro
¿Qué espacios se podrán alquilar y a qué precios?
El ente estatal encargado de la tribuna ha comenzado a ofertar en alquiler diferentes áreas del recinto, incluyendo:
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Zona al aire libre de 3.500 m²: 28.000 pesos cubanos diarios (unos 230 dólares).
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Dos salones para actividades cerradas: hasta 15.000 pesos (aproximadamente 125 dólares).
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Oficinas acondicionadas: hasta 12.240 pesos (alrededor de 102 dólares).
La iniciativa permite que tanto personas físicas como jurídicas, nacionales o extranjeras, puedan rentar el espacio para eventos culturales, deportivos, educativos, políticos u otros de carácter similar.
El alquiler de espacios como la Tribuna evidencia una tendencia en Cuba a monetizar infraestructuras públicas para enfrentar la escasez de divisas
Entre el simbolismo político y la necesidad económica
La apertura de la Tribuna Antiimperialista al alquiler representa una evolución en el uso de un espacio tradicionalmente reservado al discurso oficial. En el año 2006, se instalaron en la explanada 138 mástiles con banderas cubanas como respuesta a mensajes emitidos desde un panel electrónico de la entonces Sección de Intereses de EEUU, un episodio que subraya la tensión histórica entre ambos países.
Ahora, el mismo lugar podrá acoger celebraciones privadas, congresos o presentaciones artísticas, una decisión que refleja los nuevos esfuerzos del Gobierno cubano por generar ingresos en medio de la crisis económica que atraviesa la isla.