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Crisis económica

Descontentos populares en Cuba

Corriente (electricidad) y comida fueron los principales reclamos a voz en cuello.

Miguel Díaz-Canel

Miguel Díaz-Canel

Si algo estaba a punto de ocurrir en la isla, acaba de suceder. Para nada me sorprendió e imagino que, si las autoridades cubanas tienen sus pies puestos sobre la tierra, estaban desde hace un buen rato haciendo el intento para evitarlo.

Unos han magnificado la concurrencia, la cantidad de gente que este pasado domingo salió a la calle principalmente en la región oriental; otros, la han minimizado al sostener que se trató “de unas cuantas personas”. Todo depende de cómo se miren, sin pasión alguna, las dos caras de la moneda.

Corriente (electricidad) y comida fueron los principales reclamos a voz en cuello, salpicados de ideas políticas como esa de Patria y Vida, empleada en vez primera por Fidel Castro y retomada por adversarios y enemigos de la revolución.

Todo esto, en el momento más crítico del proceso revolucionario cubano desde su inicio en 1959 y donde la crisis es multisectorial. La nación vive momentos angustiosos con escasas perspectivas de solución inmediata básicamente por una economía en terapia intensiva que impide hasta la compra de petróleo para generar electricidad y garantizar la canasta básica.

Confieso que no tengo mejor ocurrencia que ir al lenguaje culinario. No son pocos los ingredientes que han conducido a este caliente plato. Las causas bien pudieran compartirse entre los bandos en confrontación. A pesar de la ausencia de la harina y el azúcar, hay “dulces” para todos. Sus implicados están aquí, allá y acullá.

Con respecto a los de allá, pues ayer lunes debió presentarse en la cancillería cubana, Benjamin Ziff, encargado de negocios de la embajada estadounidense, para recibir una nota formal de protesta por conducta injerencista. Motivos hay por doquier bajo el paraguas del bloqueo para invitarlo a un café protocolar y cantarles las cuarenta.

Así estamos, a la caza de responsables y evitando repeticiones.

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