Son muchos de los negocios que han comenzado a abrirse en La Habana con respaldo de capital privado aprovechando los resquicios que la legislación cubana y la actual coyuntura han dejado abiertos. Destaca también que, en general, se puede observar como estos negocios que han comenzado a proliferar son cada vez más sofisticados y, en algunos, incluso cabría calificarlos como lujosos. Son muchos de los negocios que han comenzado a abrirse en La Habana con respaldo de capital privado aprovechando los resquicios que la legislación cubana y la actual coyuntura han dejado abiertos. Destaca también que, en general, se puede observar como estos negocios que han comenzado a proliferar son cada vez más sofisticados y, en algunos, incluso cabría calificarlos como lujosos.
Uno de estos ejemplos es el de Casa Godo, un restaurante que abrió sus puertas hace tan solo un año y que, a pesar de estar en el casi periférico municipio de Diez de Octubre, en La Habana, permanece repleto casi todos los días de la semana. Su clientela está formada tanto por población local como por extranjeros que se acercan al local para saborear una singular mezcla de cocina española y cubana.
A Rodrigo, uno de sus propietarios, las cosas no le iban muy bien en España, por lo cual decidió jugársela y arriesgar su capital junto a dos amigos cubanos: “Por las leyes yo, como extranjero, no puedo ser propietario del establecimiento, pero un cubano sí, así que nos pusimos de acuerdo y todo ha salido perfecto, con buenos resultados y en plena legalidad, afirma.
Resulta significativa también la presencia de productos españoles en la carta, que es casi imposible encontrar en las tiendas de La Habana, como el jamón serrano, los pimientos de piquillo, queso de cabra y aceite de oliva extra virgen para aderezar las ensaladas. Según el propio Rodrigo, estos productos “los traemos directamente desde la Madre Patria, pero no me preguntes más detalles porque es secreto de la casa”.
