Aunque cualquier cubano cruza los dedos cuando se habla de ciclones, por los enormes daños que acarrean, todos están convencidos de que “siempre dejan mucha agua, y esa a la larga no hace daño”, más en estos momentos cuando las existencias del líquido van mermando peligrosamente. Aunque cualquier cubano cruza los dedos cuando se habla de ciclones, por los enormes daños que acarrean, todos están convencidos de que “siempre dejan mucha agua, y esa a la larga no hace daño”, más en estos momentos cuando las existencias del líquido van mermando peligrosamente.
Pero al parecer hasta los ciclones van a escasear este año, pues ya los meteorólogos vienen anunciando que la temporada ciclónica del Atlántico 2015, que comenzó oficialmente el 1 de junio y se prolongará hasta noviembre, vendrá “por debajo de lo normal”.
Tanto es así, que según afirman posiblemente no sea necesario el empleo de los 20 nombres restantes de tormentas tropicales (con vientos iguales o superiores a los 63 kilómetros por hora) para el actual ciclo, pues ya se utilizó el de Ana en mayo.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, con la cual coincide el Instituto de Meteorología de Cuba, prevé solo de seis a 11 tormentas hasta el próximo 30 de noviembre, incluidos cuando más seis huracanes.
No obstante, los especialistas advierten que no se debe bajar la guardia, porque un pronóstico de pocos huracanes no impide que uno o varios pasen por la isla.
La pasada temporada ya había sido pobre, pues se saldó con nueve ciclones, lo que la convirtió en la menos activa desde 1997, y ninguno pasó por la isla pero aportaron lluvias más o menos intensas.
“Llevamos ya demasiado tiempo navegando con suerte” afirman algunos agregando el mal augurio de que “en casa del pobre la felicidad dura poco”, mientras muchos, sobre todo en el oriente del país, todavía están sufriendo las consecuencias de Sandy, que hace casi tres años arrasó con Santiago de Cuba y otras ciudades de esa región.
