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La industria estadounidense del ocio nocturno visita La Habana

Radio Bemba

Según nuestro corresponsal en La Habana, un nutrido grupo de representantes de la industria hostelera norteamericana estuvieron durante una semana en la Isla visitando centros turísticos, bares y otros lugares afines a su profesión para conocer de primera mano las posibilidades de negocios una vez que las autoridades de su país decidan dejar el camino libre a las empresas y emprendedores. Según nuestro corresponsal en La Habana, un nutrido grupo de representantes de la industria hostelera norteamericana estuvieron durante una semana en la Isla visitando centros turísticos, bares y otros lugares afines a su profesión para conocer de primera mano las posibilidades de negocios una vez que las autoridades de su país decidan dejar el camino libre a las empresas y emprendedores.

El grupo estaba formado por «bartenders» de Nueva York, Miami y Los Ángeles según señaló el Jefe de Equipo de Mercado de Havana Club International S.A., Jurgen Cepero, y agregó que recorrieron lugares de valor histórico de La Habana y centros emblemáticos de la vida nocturna, la cocktelería y la cultura cubanas. Crespo incluso indicó que tuvieron ocasión de conocer el proceso de fabricación del ron Havana Club e intercambiar conocimientos y experiencias con maestros «roneros» cubanos.

Esta visita no es una “cosa rara” dentro de la afluencia de estadounidenses a Cuba, si se tiene en cuenta que fueron «yanquis» quienes sin proponérselo lanzaron a la popularidad algunas de las mezclas más famosas de la isla, como es el caso del escritor Ernest Hemingway, quien hizo famosa la frase “mi mojito en la Bodeguita y mi daiquirí en el Floridita”; aunque su daiquirí era una mezcla diferente de la que todo el mundo conoce, mucho más fuerte, formada solo por doble cantidad de ron, limón y hielo y nada de azúcar.

Eso, sin hablar del Cuba libre (ron, cola, hielo y un toque de limón), que paradójicamente, según historiadores, fue inventado por los soldados que ocuparon la isla en 1898 durante la llamada guerra hispano-cubano-americana.

“Si Obama no abre el banderín pronto, se van a quedar colgados de la brocha” es la opinión de Enrique, un cuentapropista, y de muchos otros cubanos, ante lo que parecer ser una invasión que se va acercando por todos los flancos, pero no precisamente de «yumas».

Enrique apuntala su criterio con noticias aparecidas en la prensa, como por ejemplo, que el grupo francés Warwick International, del que hasta ahora no se hablaba en Cuba aunque ya gestionaba dos hoteles en la cayería norte, quiere ampliar su presencia; o que la también francesa Accor administrará un nuevo hotel de lujo en Cayo Coco, que será el primero de Cuba con la marca Pullman, y que, por si fuera poco, una empresa británica desembolsará 500 millones de dólares en un campo de golf en Varadero con un resort de lujo, y que unos cuantos árabes andan merodeando.

“Lo que dijo Obama fue como el pistoletazo de salida para muchos que no querían buscarse problemas con los yumas” asevera Enrique.

No obstante, su amigo Yunieski tiene un punto de vista parecido, pero no igual: “El problema es que todo el mundo se ha echado a correr, porque saben que en cuanto las empresas americanas desembarquen, se va a poner duro el mantecado para la competencia”.

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