CAMAGÜEY, UNA JOYA POCO CONOCIDA

La ciudad de Camagüey, capital de la oriental provincia cubana de igual nombre, cumplió por estos días el aniversario 497 de su fundación, cuando los primeros colonizadores llegados a la isla erigieron la que entonces se llamó villa de Santa María del Puerto del Príncipe y que casi 500 años más tarde destaca por sus valores patrimoniales, que la convierten en una fuente de atracción para el turismo aunque en realidad no ocupe hasta hoy un lugar destacado entre los lugares más visitados de la isla. La ciudad de Camagüey, capital de la oriental provincia cubana de igual nombre, cumplió por estos días el aniversario 497 de su fundación, cuando los primeros colonizadores llegados a la isla erigieron la que entonces se llamó villa de Santa María del Puerto del Príncipe y que casi 500 años más tarde destaca por sus valores patrimoniales, que la convierten en una fuente de atracción para el turismo aunque en realidad no ocupe hasta hoy un lugar destacado entre los lugares más visitados de la isla. Camagüey es conocida como la ciudad de los tinajones, porque en ella proliferaron como en ningún otro lugar del país enormes recipientes de barro ubicados en jardines y patios con el objetivo de acumular el agua de lluvia. Los habitantes de la ciudad y de toda la provincia en general aseguran con orgullo mal disimulado que son los cubanos que mejor hablan el castellano, y con cierto toque de discriminación racial muchos insisten en que son «los más blancos» en un país donde el que no tiene de congo, tiene de karabalí, quizá porque en esas tierras fue donde menos proliferó la esclavitud, que fue destinada principalmente a las grandes plantaciones de caña de azúcar, mientras que en el Camagüey, durante la época colonial, la economía se centró en enormes extensiones de pastos destinados a la ganadería. Pero más allá de esos detalles, lo cierto es que hoy la ciudad posee el centro histórico de más grande de la isla, después de La Habana Vieja, con atractivos importantes como el Callejón Funda del Catre, la Plaza de San Juan de Dios y la Plaza del Carmen. Pero hay más, porque los visitantes centran su atención también en las excelentes zonas de playa de su costa norte y en especial en la belleza del balneario de Santa Lucía, considerado uno de los mejores del país por la limpieza de sus aguas, arenas finísimas y una considerable infraestructura hotelera. A esto se suman las actividades náuticas, pesca y buceo que pueden realizarse en los cayos Sabinal, Guajaba, Romano y Cruz los cuales guardan también importantes espacios casi vírgenes con abúndate flora y fauna autóctonas.