«Agua que no has de beber déjala correr» dice un refrán, y parece como si en La Habana muchos lo cumplieran al pie de la letra, pues basta que sea el día en que corresponde en cada barrio el abastecimiento del líquido, para ver correr por las calles pequeños y no tan pequeños riachuelos de agua limpia. «Agua que no has de beber déjala correr» dice un refrán, y parece como si en La Habana muchos lo cumplieran al pie de la letra, pues basta que sea el día en que corresponde en cada barrio el abastecimiento del líquido, para ver correr por las calles pequeños y no tan pequeños riachuelos de agua limpia. Hace tiempo las autoridades andan en las reparaciones de las viejas tuberías que abastecen a la ciudad. Ahora parece que van a hacer algo para que las familias puedan poner su granito de arena en lo de ahorrar agua. Estudios del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos demuestran que en el país se pierde el 22 % del agua que llega a las viviendas por el deterioro de las redes domésticas, ya sea por el mal estado de los herrajes hidrosanitarios y o la falta de flotantes en los tanques elevados y las cisternas.
«Claro, como no va a ser así, si en las ferreterías casi no encuentras nada, y los cuentapropistas tiene de todo, pero por cualquier grifo de agua te piden 100.00 pesos con la mayor tranquilidad del mundo», afirma Concha, un ama de casa. Pero parece que esa situación puede cambiar, porque la directora del Instituto, Inés María Chapman, una ingeniera hidráulica que desde que fue puesta en ese cargo ha demostrado ser bastante eficiente y exigente, anunció que el gobierno ha decidido impulsar la comercialización de ese tipo de piezas «a precios que no tengan un carácter recaudatorio» y hasta con subsidios en el caso de las personas insolventes.
El programa incluye determinada inversión en la única empresa que fabrica en Cuba ese tipo de piezas y que, con casi 30 años de explotación, está pidiendo a gritos una modernización para que pueda funcionar a plena capacidad.
