En Radio Bemba se escuchan con creciente frecuencia los comentarios que, con un inobjetable tono de satisfacción y en la más amplia jerga popular, advierten que el presidente Miguel Díaz-Canel está ?que no para la pata? y poniendo a correr a los ministros y dirigentes del gobierno, al aparecerse en todas partes.
En Radio Bemba se escuchan con creciente frecuencia los comentarios que, con un inobjetable tono de satisfacción y en la más amplia jerga popular, advierten que el presidente Miguel Díaz-Canel está «que no para la pata» y poniendo a correr a los ministros y dirigentes del gobierno, al aparecerse en todas partes.
Muchos, que no comulgaban totalmente con la forma de dirigir de su predecesor, afirman en cambio que «se parece» a Fidel Castro, quien en sus buenos tiempos recorría el país de una punta a la otra y adoraba el contacto con la gente, pero otros consideran que va a más porque incluso visitó el santuario de la virgen de la Caridad en El Cobre y asistió bajo la lluvia a un sonado concierto de Gente D´Zona y Laura Pausini.
Otros dicen que no hay mucha novedad en su actitud, pues recuerdan los días en que Diáz-Canel, entonces primer secretario del Partido Comunista en la provincia de Villa Clara, andaba por las calles en bicicleta sudando la camiseta.
Pero ya hay hasta «leyendas urbanas» de su omnipresencia, como la que se cuenta sobre una supuesta visita del presidente, como un cliente más, con gorra y gafas de sol, a la conocida heladería Coppelia de la Habana, y que tras comprobar la mala calidad del servicio, se identificó y puso a correr al desprevenido camarero y a unos cuantos más
