LA 174 Y OTRAS

Radio Bemba

Que el transporte público en La Habana mejore es noticia de primera plana aunque no salga publicado en el Granma, y tan difícil como encontrar vida en otro planeta. Que el transporte público en La Habana mejore es noticia de primera plana aunque no salga publicado en el Granma, y tan difícil como encontrar vida en otro planeta.

Pero es así, y aunque no queríamos creerlo, muchos hemos terminado por convencernos de ello.

Una de las rutas donde la mejoría es ostensible es la 174, que hace el trayecto entre la periférica barriada de Lawton y el centro de El Vedado, pasando por buena parte de la avenida de Rancho Boyeros, la Plaza de la Revolución y toda la avenida de los Presidentes casi hasta el mismo malecón.

Esa ruta se puso tan difícil que cuando los pocos ómnibus que le quedaban pasaban, lo hacía casi vacíos porque nadie los esperaba ya.

Lo mismo pasaba con la 15, la 20, la 27… y otras incluso reaparecieron, como la 83 y la 87, que ya ni existían.

Ahora la gente todavía se asombra cuando puede subirse a uno de ellos sin tantos empujones, y más aun que tengan una frecuencia, como es el caso de la 174, de 10 o 15 minutos entre una guagua y otra.

«Para mí esto es un alivio, porque no hay bolsillo que resista estar pagando taxis todos los días para ir al trabajo» afirma Emilia, una profesora de la universidad a quien la mejoría de la 174 le ha caído del cielo.

«La cosa es ver cuánto dura la buena suerte» le dice su compañera de asiento, una enfermera que «rinde viaje» en la última parada de la ruta.

Por supuesto, el paraíso terrenal todavía queda lejos y hay terminales que siguen en crisis, y algunos P (los grandes ómnibus articulados que sustituyeron a los «camellos») están perdidos, pero se dice que a esos también van a mejorar. Veremos.

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