Después del superéxito de ‘Bailando’ en los premios Grammy Latinos, no podía ocurrir otra cosa que la pegajosa canción interpretada por Enrique Iglesias, Descemer Bueno y Gente de Zona también obtuviera su cosecha en los ambientes criollos, como ya vaticinaban desde hace mucho los dedicados a las cábalas y chismes del ambiente farandulero de La Habana. Después del superéxito de ‘Bailando’ en los premios Grammy Latinos, no podía ocurrir otra cosa que la pegajosa canción interpretada por Enrique Iglesias, Descemer Bueno y Gente de Zona también obtuviera su cosecha en los ambientes criollos, como ya vaticinaban desde hace mucho los dedicados a las cábalas y chismes del ambiente farandulero de La Habana.
Por eso, estaba cantado. El director cubano Alejandro Pérez fue el gran protagonista de la primera entrega de los premios del audiovisual cubano Lucas 2014, al ganar en tres de las diversas categorías en las que estaba nominado.
Sin embargo, Pérez, que alcanzó renombre internacional gracias al éxito mundial de ‘Bailando’, conquistó los lauros esta vez en las categorías de Música tradicional-folclórica y Mejor fotografía por su trabajo con la extraordinaria vocalista Ivette Cepeda en la canción Alcé mi voz.
La cantante no dudó en «agradecer la paciencia de Alejandro conmigo en el proceso de realización, así como a todos los jóvenes que, al igual que yo, alzan su voz para romper el silencio», agregó emocionada Cepeda frente a los medios y artistas presentes.
Por otro lado, la participación en la realización de Bla bla bla, del rapero Micha, le valió a Alejandro Pérez su tercer Lucas, ésta vez en el apartado de Reguetón, un género que a pesar de las muchas lanzas en su contra, en las fases eliminatorias del evento envió al jurado una considerable suma de video clips, aunque sólo un pequeño por ciento fue aceptado debido al bajo nivel de la mayoría.
Un habitual del certamen, Ian Padrón, ganó la Mejor producción del año por su video clip ‘Se bota a matar’, del dúo Buena Fe, y aprovechó la oportunidad para alabar la labor de Pérez con artistas internacionales como el propio Iglesias y el puertorriqueño Marc Anthony lo cual, según sus palabras, realza el prestigio del video clip cubano.
Los Lucas, así sencillamente los denomina la gente, son un evento único, en nada parecido al Grammy porque se trata de premiar video clips, no artistas ni canciones, y se han convertido con persistencia y saltando barreras de todo tipo en uno de los acontecimientos artísticos del año, lo que se mide con el termómetro de los precios a que se venden las entradas «por la izquierda», para asistir a las galas de premiaciones, donde no solo prevalece la calidad artística de los clips, que sin dudas han alcanzado en la isla un desarrollo más que notable y con una creciente proyección internacional.
También son el barómetro de lo que gusta a la juventud en lo que a música se refiere y más allá, porque han devenido también en una especie de pasarela muy «a la cubana» donde los asistentes, premiados o invitados, acuden lo mismo con el vestuario más refinado que con la indumentaria más estrafalaria, y marcan pautas.
Ello sin contar los discursitos de agradecimiento que, como todo espectáculo que se precie de serlo, incluyen desde el que ensayó mil veces frente al espejo la forma de hacer creíble la expresión «Esto no me lo esperaba», hasta el que aprovecha para lanzar sus puyitas a algún buen entendedor y que promueve al otro día, en todo los corrillos de la capital, el consabido «¿Viste lo que dijo fulano en los Lucas? ¡Apretooooó!» comentario que genera casi más propaganda que el premio mismo.
Por cierto, muchos se preguntan qué representa el premio, una estatuilla de una figura humana, como el Oscar, pero nada hierática ni dorada, sino más bien un muñeco con chaqueta, corbata y gafas de sol, pero con cabeza de un animal que bien puede ser un camello o un cordero narizón. Si es una burla a su vecino norteño o admite otras interpretaciones, nadie sabe.
Pero de lo que sí no quedan dudas es que los Lucas gustan y divierten a todo el mundo y algunos de los premiados han insistido, cada quien por su lado, en algo que -dicen- le confiere a esta premiación su condimento netamente cubano: Aunque el aspecto comercial funciona siempre en la realización de los clips, lo que prevalece, por encima de los intereses de las discográficas y del gusto de los intérpretes, es la total libertad de los directores para realizarlos y darle así rienda suelta a su imaginación e imprimirle a cada uno su propio sello.