Por dónde van los tiros

Radio Bemba

En un extenso artículo -no publicado en la isla, por cierto-, el economista Pavel Vidal está convencido de que la cosa se las trae y advierte que «desmontar la dualidad de monedas y el sistema de tasas de cambio múltiples no es sencillo, implica cambiar la manera en que las empresas, familias y gobierno se han acostumbrado a asignar los recursos y tomar las decisiones. En un extenso artículo -no publicado en la isla, por cierto-, el economista Pavel Vidal está convencido de que la cosa se las trae y advierte que «desmontar la dualidad de monedas y el sistema de tasas de cambio múltiples no es sencillo, implica cambiar la manera en que las empresas, familias y gobierno se han acostumbrado a asignar los recursos y tomar las decisiones. Involucra, igualmente, un cambio de perspectiva hacia los problemas económicos que han prevalecido en todos estos años y, en gran medida, han quedado ocultos o borrosos por las distorsiones monetarias y cambiarias».

Y añade que «la devaluación de la tasa de cambio oficial, anclada en un peso cubano a un dólar estadounidense, constituye la acción indispensable para desencadenar los procesos que conllevan a la unificación monetaria. La devaluación se transmitirá a los mercados y variables comerciales y financieras mediante diversos canales. La política económica que acompañe a la devaluación definirá cuáles de estos mecanismos de transmisión tendrán mayor preponderancia o incluso cuáles quedarán anulados».

Según aseguró, «tales decisiones se han venido conciliando desde hace varios años en el Banco Central, el Ministerio de Economía y Planificación y el Ministerio de Finanzas y Precios, junto a otras entidades del gobierno involucradas. Al parecer ya se ha llegado a un consenso y, próximamente, se pondrá en marcha la tan anunciada y esperada reforma monetaria».

A nivel de calle, muchos cubanos piensan que el triunfo del peso sobre el CUC será la barita mágica para solucionar todos sus problemas financieros, cosa que dudan otros, para quienes «la cosa va a pasar de Guatemala a guatepeor». Al respecto, Vidal deja claro desde su punto de vista que «uno de los principales canales mediante el cual la devaluación se trasmitirá a toda la economía es el de la inflación».

Explica que «las tasas de cambios múltiples y la sobrevaloración oficial del peso cubano han mantenido distorsionados los precios relativos de los bienes y servicios, el cálculo de los costos de producción, la medición de la rentabilidad y la competitividad empresarial, los salarios reales y el presupuesto del Estado. En realidad, la devaluación de la tasa de cambio solo es un medio para corregir finalmente todas estas distorsiones, que impiden un mejor aprovechamiento de las capacidades productivas de la economía. Por tanto, para que la devaluación cumpla su fin, esta debe afectar los precios relativos. El éxito de la política económica es que haya una corrección de los precios y salarios tras la devaluación, pero que se evite la creación de una espiral inflacionaria, es decir, que se evite caer en un círculo vicioso donde el incremento de los precios genere más aumento de precios de manera incontrolada en el tiempo”.

«La política económica no debe anular los efectos de la devaluación, sino guiarlos hacia los mercados donde más distorsiones existen, amortiguando los impactos allí donde menos capacidad de reacción inmediata se identifique y donde se prevean mayores costos sociales».

En su extensa explicación Vidal concluye que «son dos los riesgos que sobresalen en la inminente reforma monetaria cubana. Primero, es crucial que ocurra una respuesta productiva de la empresa estatal para que, en el mediano plazo, los beneficios de la unificación sean mayores que sus costos. Ello provoca una lógica incertidumbre, pues existen muchas dudas sobre la flexibilidad y capacidad de reacción de las empresas estatales, en particular en una economía que sigue siendo manejada muy centralmente y donde la burocracia ha ganado demasiada fuerza».

Pone en segundo lugar, «el riesgo de que las autoridades económicas, en su afán de mitigar los impactos de la devaluación y controlar la inflación, terminen anulando los principales efectos reales de dicha medida» y a su juicio «es posible, pero no deseable, una reforma monetaria nominal en lugar de una reforma monetaria real.

Más información

Scroll al inicio