En medio de la falta de alimentos, combustible y medicinas, incluso los gestos más simples —como recibir un ramo de flores— se convierten en actos de resistencia y ternura que hablan del ingenio de quienes, dentro y fuera de la isla, buscan mantener vivos los lazos afectivos y un mínimo de belleza cotidiana.
El sector privado cubano logra sostener pequeños negocios a pesar de los impuestos y la escasez generalizada
Una entrega inesperada en medio del caos
En La Habana, una mujer llamada Ana Margarita recibió en su puerta un ramo de lirios y claveles enviado desde el exterior por su hija Lorena, emigrada hace años. El detalle, gestionado por un pequeño servicio de mensajería privada, sorprendió tanto a la destinataria como al vecindario: “Pensé que era una estafa, porque nadie me había avisado”, relató entre lágrimas al descubrir la tarjeta con el mensaje.
El gesto, aparentemente simple, encierra la complejidad de un país donde falta de todo: alimentos, medicinas, transporte, electricidad… y donde cada iniciativa privada que logra operar se enfrenta a una montaña de obstáculos burocráticos, fiscales y logísticos.
Las entregas a domicilio se han convertido en un símbolo de conexión entre los cubanos dentro y fuera del país
Emprendedores en la cuerda floja
Los llamados “cuentapropistas”, nombre con el que se conoce a los trabajadores por cuenta propia en Cuba, mantienen sus negocios a duras penas. A pesar de los elevados impuestos, las trabas para importar insumos y la falta de un mercado mayorista estable, siguen ofreciendo servicios que el Estado no puede garantizar.
Evolución del sector en los últimos años:
| Año | Trabajadores por cuenta propia | Porcentaje sobre empleo total |
|---|---|---|
| 2018 | 580.000 | 12% |
| 2020 | 600.000 | 13% |
| 2023 | 630.000 | 15% |
| 2025 | 670.000 | 16% |
El crecimiento ha sido discreto, pero constante, impulsado en gran medida por las remesas de los emigrados, que financian pequeños negocios de entrega, gastronomía o mantenimiento.
El negocio de las flores, una metáfora de supervivencia
En un país donde enviar una bolsa de leche o un litro de aceite es casi un lujo, el hecho de recibir flores representa algo más que un detalle. “Las flores son alimento para el alma”, dice uno de los emprendedores que se dedica a este servicio. “Si no podemos aliviar la escasez material, al menos llevamos un poco de alegría”.
En la Cuba actual, un ramo de flores puede tener más valor simbólico que un bien de primera necesidad
El símbolo de una Cuba que no se rinde
En medio del colapso energético y la desesperanza general, estas pequeñas historias revelan la otra cara del país: la de los ciudadanos que no se resignan y que, a través del emprendimiento, rescatan la dignidad y el vínculo humano.
Pese a la precariedad y la incertidumbre, cada ramo que llega a su destino demuestra que todavía hay espacio para la belleza, incluso cuando la realidad parece negarla.



