CUBA ASUMIÓ el PASADO LUNES la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) con el compromiso de consolidar la integración y concertación regionales. CUBA ASUMIÓ el PASADO LUNES la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) con el compromiso de consolidar la integración y concertación regionales.
El presidente Raúl Castro asumió la presidencia temporal de la CELAC y, a los pocos minutos de tomar el cargo, ya recibió su primera misión diplomática: ayudar a la Justicia chilena a investigar el asesinato del senador chileno Jaime Guzmán. Un órdago a la grande, vaya.
A Jaime Guzmán se le suele atribuir, en los corrillos oficiales de Santiago de Chile, la fundación de la Unión Demócrata Independiente (UDI). Pero, a poco que se investigue, uno descubrirá en Guzmán al verdadero ideólogo de la dictadura que encabezó Augusto Pinochet y al autor, también, de la Constitución que el régimen militar impuso en 1980. Su asesinato ocurrió en abril del año 1991 en la capital chilena. Fue perpetrado por el llamado Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). Supuestamente varios implicados viven en Cuba, y de ahí la petición de ayuda a Castro.
El mandatario cubano tiene ahora que jugársela. Su nombramiento como presidente temporal de la CELAC ha estado rodeado de una polémica procedente, en su mayor parte, desde Miami. Pero si ayuda a Sebastián Piñera, el líder chileno que además es de carácter conservador, podría acallar buena parte de las críticas.
