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Las mejores previsiones de los inversores en torno a los artistas cubanos se ven superadas

El “deshielo” en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos y el auge en el apetito inversor hacia la Isla que ha traído aparejado han hecho que las expectativas generadas en torno a ellos se hayan visto mejoradas en transacciones incluso por encima de lo que cabía esperar. Tanto es así que incluso cabe hablar de una incipiente clase de altos ingresos que comienza a configurarse en su entorno. El “deshielo” en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos y el auge en el apetito inversor hacia la Isla que ha traído aparejado han hecho que las expectativas generadas en torno a ellos se hayan visto mejoradas en transacciones incluso por encima de lo que cabía esperar. Tanto es así que incluso cabe hablar de una incipiente clase de altos ingresos que comienza a configurarse en su entorno.

Así, si hace algunas semanas señalábamos que la venta de «Les oiseaux voliés», del cubano Wifredo Lam, por 1.2 millones en la subasta de Sotheby’s de Nueva York, podía marcar tendencia, la realidad ha venido a confirmarlo. En los días siguientes, las ventas de artistas cubanos han superado las previsiones más optimistas y en esta edición de La Bienal, ya se han producido ventas que en otra situación habrían sido difíciles de imaginar como la pieza que Arles del Río ha vendido por 11.875 dólares, más de 40 veces el salario anual de un cubano corriente. Pero no sólo dentro de la Isla, sino también en los mercados internacionales.

De hecho, en la propia sede de Sotheby’s en Nueva York se han vendido en estos días obras como “Punching Bags Dust (Havana), Dust (Los Angeles), Dust (New York)” de Alexandro Arrechea, que ha llegado a los 118.750 dólares cuando la previsión más alta era que como mucho llegase a los 40.000 dólares; o la pintura de Los Carpinteros “Papel Reciclable” que se esperaba vender por un precio de entre 30.000 y 40.000 dólares y alcanzó los 87.500. Es decir, revalorizaciones de más de un 200% respecto a lo previsto que incluso pueden hacer que se preste menos atención de la que merecen a revalorizaciones como las que han conseguido otras obras como una escultura de Agustín Cárdenas que se vendió por 212.500, cuando el precio más alto que se esperaba alcanzar era de 150.000 dólares; o las de obras de José Eduardo Yaque y Zilia Sánchez por 75.000 dólares; de José Bedia y Sandú Darié por 67.500 o de la escultura “Escalera” otra vez de Los Carpinteros por 40.000; pese a que todas ellas también superaron las expectativas.

Una dinámica muy similar a la que se ha dado en, la también casa de subastas con sede en Nueva York, Phillips, dónde quizá el caso más destacable fue el de Tania Bruguera que vendió una de sus obras por 81.250 dólares, más del doble de los 40.000 que se esperaban. No obstante, otros artistas cubanos como como Zilia Sánchez, Kcho, José Bedia, Yoan Capote o Iván Capote también superaron los precios que se esperaban.

De esta forma, en la actualidad, se puede hablar de que en torno a 150 artistas cubanos se benefician ya del nuevo contexto internacional. Así, según señala la agencia AP, en un primer nivel nos encontramos con artistas como Kcho, Roberto Fabelo, Manuel Mendive, Rigoberto Mena, Wilfredo Prieto, Glenda León, los hermanos Capote o Esterio Segura quienes son algunos de las figuras destacadas de una lista de por lo menos 50 creadores de primer nivel que venden sus obras en el mercado internacional. Pero además, en un segundo nivel, existe ya otro centenar de creadores que obtienen ingresos nada despreciables.

Un grupo que se espera que no haga más que aumentar ya que si esta edición de la Bienal de Arte de La Habana ha batido todos los récords con 2.500 estadounidenses que han viajado a la Isla, para las próximas ediciones se espera la llegada de más coleccionistas que acogiéndose a la modalidad de viajes con fines culturales o educativos -una de las excepciones ya permitidas en el tratado aún vigente-, aprovecharán su visita para realizar compras de arte. Unas compras que, al contrario de lo que puede aún suceder con otras transacciones, no presentan mayores dificultades ya que llevar obras de arte compradas en Cuba a Estados Unidos sí está permitido.

Además, se da un caldo de cultivo propicio en la Isla ya que la exigente educación especializada que ha formado el talento de estos artistas gratuitamente se une a que las autoridades cubanas hace décadas que los consideran una suerte de embajadores culturales.

Como señala, Don Pappalardo, fundador y presidente de la compañía consultora en arte, Troika, en declaraciones recogidas por AP: «Cuba es una de las áreas más vitales para el arte contemporáneo en el mundo de hoy y la creciente expectativa en torno a ella probablemente atraerá a coleccionistas que están buscando la última tendencia. Algunos precios subirán, lo que es ideal para los artistas y algunos incluso pueden exagerarse, lo que es ideal para los inversionistas en colecciones de arte, aunque no siempre sea bueno para los demás».

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