El ‘Sandy’ pasó por la Isla dejando un reguero de destrucción, a pesar de que las autoridades de la Defensa Civil habían aplicado las medidas preventivas acostumbradas para esta clase de contingencias. Calles cubiertas de escombros, miles de viviendas destruidas… y lo que es peor 11 personas muertas. La TV cubana lo calificó como ‘el huracán perfecto’, pues cruzó la Sierra Maestra sin enterarse, siguió tierra adentro ganando fuerza – lo contrario de lo que siempre ocurre- y salió por la costa norte por la provincia de Holguín. El ‘Sandy’ pasó por la Isla dejando un reguero de destrucción, a pesar de que las autoridades de la Defensa Civil habían aplicado las medidas preventivas acostumbradas para esta clase de contingencias. Calles cubiertas de escombros, miles de viviendas destruidas… y lo que es peor 11 personas muertas. La TV cubana lo calificó como ‘el huracán perfecto’, pues cruzó la Sierra Maestra sin enterarse, siguió tierra adentro ganando fuerza – lo contrario de lo que siempre ocurre- y salió por la costa norte por la provincia de Holguín.
El destacado pintor Ever Fonseca acaba de recibir el Premio Nacional de Artes Plásticas 2012, máximo reconocimiento otorgado a aquellos creadores de las artes visuales.
«Ahora es que empezamos», afirmó Ever con la jovialidad que lo caracteriza, al recibir la felicitación de uno de los tantos amigos, admiradores de su obra y familiares que fueron a verlo a su casa o lo llamaron por teléfono, con motivo del premio.
«Me siento privilegiado y, al mismo tiempo, comprometido al saber que lo poco que he podido lograr es positivo, y que puedo tener una base para decir: aquí está mi respuesta a lo que el destino me ubicó», expresó.
La noticia de que el Consejo Nacional de las Artes Plásticas le confirió la más alta distinción que puede recibir un pintor cubano, no lo sorprendió delante de un lienzo, sino en un estudio de grabación donde se encontraba haciendo un disco con 12 piezas musicales compuestas por él, pues este hombre de 74 años, de barba y bigote abundantes, además de pintor, dibujante y escultor, es ahora también compositor y cantante.
A Pancho Amat lo conocen todos los cubanos, porque como todo el mundo asegura, hace maravillas con el tres, un instrumento de cuerdas que a pesar de ser muy cubano, hasta hace un tiempo se podían contar con los dedos de las manos la cantidad de músicos que lo tocan con soltura, y porque parece, por lo sencillo y campechano, un hijo de vecino más.
El primer tres que tuvo en sus manos fue un regalo de su padre, él vendía carbón por la calle. Un cliente no tenía dinero para pagarle y le cambió una guitarra por un saco de carbón. «En mi casa se habían dado cuenta de que yo tenía afición por la música, porque siempre estaba tocando con latas y con lo que apareciera cuando ponían programas musicales por la radio. Así, a los siete u ocho años es cuando llega ese tres, que en realidad era una guitarra encordada como tres. Como era fin de año, el viejo vio la solución para el regalo de los reyes.
Muchos años después, cuando forma parte del grupo Manguará y era casi un hombre orquesta pues tocaba el cuatro venezolano, las quenas, el altiplano, el charango, la guitarra, el tres y también la percusión, Martín Rojas, que era en aquel entonces el guitarrista de Omara Portuondo, fue quien lo impulsó a inclinarse definitivamente por el tres «por la forma en que me veía ejecutarlo y porque ninguno de los jóvenes se interesaba por este instrumento. Y le hice caso a su consejo.
Recientemente, la Asociación Hermanos Saíz, que agrupa a los creadores jóvenes de la isla, lo distinguió como «Maestro de juventudes», que le confiere a aquellos que apoyan la formación de los jóvenes artista.
Y con la modestia que le es natural, Pancho asegura que «mi preocupación por las nuevas generaciones la han tenido otros muchos músicos. Por eso la música cubana se ha ido transmitiendo de una generación a otra. Yo soy testigo de los músicos a los que le debo, por eso considero que hay muchos más que se lo merecen. El hecho de que entre tantos me lo hayan dado a mí me llena de orgullo y de felicidad. Pudiera pensarse que este premio es un alto al final del camino, que ya llegamos. ¡No! En lo personal creo que esto es un apretón de manos, una llovizna que te refresca en medio de la maratón. El trabajo del artista es una maratón que se acaba el día en que realmente no podemos dar más. Es un estímulo que me impulsa a seguir adelante y a replantearme todo lo hecho; y a tratar incluso de reverdecer con sonoridades y conceptos nuevos».
César Portillo de la Luz llegó este 31 de octubre a los 90 años «al pie del cañón», como el mismo afirma, lanzando sus canciones formidables y los recios argumentos con que afianza su sentido de cubanía. No hay persona que no haya hecho suyas, en un momento de amor o desamor, algunas de sus canciones, ni bolerista que se respete que no las haya incluido en su repertorio.
Saberse cantado por mujeres y hombres, por muchachos y muchachas, en Cuba y en cualquier parte, para quienes resulta eterno aquello de «Contigo en la distancia» es lo mejor que puede pasarle a un compositor: que su obra forme parte inseparable del imaginario de una época.
Portillo de la Luz es de los creadores de aquella revolución espontánea que aconteció en la canción cubana en los años 50 y que se ha consagrado como el movimiento del filin, vocablo prestado del inglés feeling y que los jóvenes aplicaban cuando una pieza les tocaba la sensibilidad: «Esto tiene tremendo filin», decían.
En el caso de César lo que comenzó quizá como algo natural derivó hacia un arte cultivado y esencial. Cada una de sus canciones se perfila como una miniatura perfecta. Y no se trata solo de sus temas más versionados como Contigo en la distancia, sino de otros menos conocidos pero también imprescindibles: Dime si eres tú, Realidad y fantasía, Canción a la canción y Noche cubana, entre muchas otras.
Y ahí sigue César Portillo de la Luz, más allá del bien y el mal, atento a todo lo que sucede en el mundo, polémico y con arrestos juveniles, a punto de entregarnos una nueva canción.
Otra figura que anda de cumpleaños es la diva de la Orquesta Buena Vista Social Club, Omara Portuondo, quien festejó el lunes su cumpleaños número 82 inmersa en la preparación de un concierto que ofrecerá en Alemania, el 18 de noviembre, y luego continuará por Suiza, Serbia y Austria.
Como si los años le dieran más energía en vez de restársela, Omara, como simplemente la conoce todo el mundo en Cuba, sigue llena de vitalidad.
Así lo demostró en el VII Festival de la Televisión Cubana donde compartió escenario del Teatro Mella, de La Habana, con el cantante puertorriqueño Danny Rivera y el trío Los Embajadores.