La crisis energética que atraviesa Cuba se ha profundizado en las últimas semanas. La Empresa Eléctrica de La Habana confirmó que los cortes programados continuarán en varios circuitos de la capital, pese a que la desconexión parcial sufrida el jueves fue solucionada en pocas horas.
El problema, según reconocen fuentes técnicas, no responde a un fallo puntual, sino a la insuficiencia estructural del sistema eléctrico nacional, que opera con plantas envejecidas y combustible limitado.
Déficit de generación y apagones prolongados
El Ministerio de Energía y Minas informó que la capital quedó parcialmente desconectada del Sistema Eléctrico Nacional debido a una oscilación en el suministro. Aunque el servicio fue restablecido, barrios enteros de La Habana permanecieron sin corriente durante toda la noche del jueves y la madrugada del viernes.
Las cifras reflejan la magnitud del problema: el país demanda unos 3.400 MW diarios y solo dispone de 1.680 MW, lo que genera un déficit superior al 50% en horas pico.
El déficit eléctrico nacional supera los 1.700 MW y obliga a mantener cortes rotativos en la capital y otras provincias
Las autoridades reconocen que el desequilibrio entre oferta y demanda continuará, con apagones de entre cuatro y ocho horas diarias en diferentes zonas urbanas y rurales.
| Indicador | Valor aproximado |
|---|---|
| Demanda diaria estimada | 3.400 MW |
| Generación disponible | 1.680 MW |
| Déficit energético | 1.720 MW |
| Porcentaje de cobertura | 50,6% |
(Tabla elaborada con datos actualizados de la Unión Eléctrica de Cuba, octubre 2025)
Infraestructura obsoleta y escasez de combustible
El Gobierno cubano atribuye la crisis al bloqueo económico de EEUU, que impide la compra de repuestos y equipos para las plantas generadoras. Sin embargo, expertos locales destacan también el deterioro acumulado de las centrales termoeléctricas, algunas con más de cuarenta años de operación, y la falta de inversión en mantenimiento y modernización.
Las termoeléctricas de la isla operan con equipos obsoletos, frecuentes averías y un suministro de combustible cada vez más limitado
A la escasez de crudo se suma la reducción de importaciones desde países aliados como Venezuela, que ha limitado sus envíos por problemas internos de producción.
Repercusiones en la vida diaria
En La Habana, los apagones afectan el funcionamiento de hospitales, comercios y transporte público. Las interrupciones también comprometen la cadena de frío para la conservación de alimentos y medicamentos. La población se ha acostumbrado a programar su rutina en función de los cortes y a recurrir a generadores privados para servicios básicos.
Los apagones condicionan la vida cotidiana de los habaneros y afectan directamente la salud, el comercio y la educación
Pese a las dificultades, el Gobierno insiste en que los planes de expansión de energía solar y eólica aliviarán la carga en los próximos años, aunque los proyectos aún no han pasado de la fase de planificación.
Un futuro incierto
El Ejecutivo ha anunciado inversiones para instalar 2.000 MW de generación renovable, pero la falta de divisas, materiales y financiamiento externo amenaza con retrasar los plazos. Mientras tanto, las autoridades reconocen que los apagones seguirán siendo parte de la cotidianidad en la isla.
La capital cubana, símbolo político y económico del país, enfrenta así una de las peores crisis energéticas desde 2022. La recuperación del sistema dependerá de la capacidad del Estado para atraer inversión internacional y diversificar sus fuentes de energía.



