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Coronavirus

El rebrote del coronavirus mantiene en vilo al sistema de salud cubano

Actualmente se mantienen 33.873 personas confirmadas activas.

Hospital Hermanos Ameijeiras

El rebrote pandémico del covid-19 por más de ocho meses en Cuba ha colocado al sistema nacional de salud en una complicada situación, con cifras alarmantes de contagiados y fallecidos en todo el territorio, aun cuando en los últimos días se comienza a sentir un ligero decrecimiento en las cifras de confirmados positivos.

En los meses precedentes -de marzo a diciembre de 2020- Cuba manejó positivamente la pandemia, y logró mantener bajas cifras de contagio, gracias a inmediatas medidas de protección y control que fueron aplicadas satisfactoriamente.

Al cierre de diciembre de 2020, Cuba reportaba 12.056 personas positivas y 146 fallecimientos desde que se declaró la pandemia en marzo de ese año. Nadie imaginaba que esa cifra se multiplicaría más de 50 veces.

REBROTE

La apertura a un turismo internacional limitado, el regreso de ciudadanos que estaban en países con fuertes cargas de contagio, el incumplimiento de las medidas higiénico-sanitarias, la falta de sentido de riesgo provocada por la prolongada persistencia de la pandemia, y la aparición de nuevas cepas del virus, más contagiosas y letales, entre otras causas, hicieron que las cifras de enfermos y muertos se dispararan.

También conspiró en la complicada situación sanitaria la falta de insumos médicos y medicamentos, a consecuencia de la grave crisis económica que atraviesa la isla, en primer lugar por la falta de liquidez financiera al cerrase sus principales mercados, y por el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero aplicado por EEUU.

Solo de enero a agosto del 2021, Cuba ha reportado 647.408 nuevos casos positivos y 5.231 muertes, lo que eleva las cifras totales a 659.464 contagiados y 5.377 fallecidos desde que inició el brote hace 18 meses.

Actualmente se mantienen 33.873 personas confirmadas activas.

VACUNACIÓN ANTICOVID-19

A pocos meses de declararse la pandemia, el Gobierno cubano convocó a la comunidad científica en la isla, específicamente a los desarrolladores de fármacos inmunizantes, entre ellos el Instituto Finlay de Vacunas (IFV), y el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), en cooperación con el Centro de Inmunología Molecular y el Centro Nacional de Biopreparados, entre otras instituciones, a emprender una carrera contrarreloj para lograr el desarrollo de vacunas propias.

De este empeño salieron cinco candidatos vacunales –Soberana 01, Soberana 02 y Soberana Plus, del IFV; y Abdala y Mambisa, del CIGB-, que se incorporaron inmediatamente a los estudios y ensayos clínicos, primero en animales y después en humanos, bajo el control sanitario establecido.

De ellos, Abdala consiguió superar las tres fases de estudios clínicos, y recibió la aprobación para su uso de emergencia el 9 de julio pasado, por el Centro de Control Estatal de Medicamentos y Equipos Médicos (Cecmed).

Unos días después, el 20 de agosto, el Cecmed aprobó también el empleo de las vacunas Soberana 02 en dos dosis y una tercera de Soberana Plus, al tener cuenta que exhiben un 91,2 por ciento de eficacia, según sus desarrolladores.

Hasta el 30 de agosto en Cuba se han aplicado 13.922.868 dosis de estas vacunas nacionales.

De ellas, 5.503.206 personas (49 por ciento de la población) han recibido al menos una dosis de estas vacunas, 4.627.264 (41 por ciento) ya tienen segunda dosis, y 3.792.398 personas (33 por ciento) ya completaron el ciclo de tres dosis.

A esto se une que el pasado 29 de agosto las autoridades sanitarias cubanas comenzaron a aplicar en el centro de la isla un nuevo esquema de vacunación que incluye dos dosis de la vacuna china Sinopharm, y una de la cubana Soberana Plus, para tratar de frenar los contagios en este territorio, uno de los más afectados del país.

Si algo resulta alentador, es que en la última semana, se ha producido una baja en los casos reportados diariamente, lo que esperanza a entrar un una nueva fase de recuperación, pero que dependerá sobre todo, de la disciplina social y el esfuerzo de los médicos por seguir salvando vidas.

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