La noticia de que el fabricante de bebidas francés Pernod Ricard perdió ante una corte de apelación de Estados Unidos el derecho a usar el nombre «Havana Club» para vender ese ron en el mercado estadounidense, que se disputaba desde hace décadas con la empresa Bacardí, sonó en La Habana como un trueno en cielo despejado y las autoridades se lanzaron de inmediato, y con razón, a calificarla como un hecho más en el largo historial de broncas con Washington. La noticia de que el fabricante de bebidas francés Pernod Ricard perdió ante una corte de apelación de Estados Unidos el derecho a usar el nombre «Havana Club» para vender ese ron en el mercado estadounidense, que se disputaba desde hace décadas con la empresa Bacardí, sonó en La Habana como un trueno en cielo despejado y las autoridades se lanzaron de inmediato, y con razón, a calificarla como un hecho más en el largo historial de broncas con Washington.
Radio bemba, a la que le encanta el ron, se alarmó como todo el mundo al pensar que nunca jamás podría degustar una línea de la famosa marca, pero pronto se tranquilizó cuando se enteró de que la cosa no llega hasta ahí, pues Pernod y sus socios cubanos podrán seguir embotellando en las destilerías cubanas el Habana Club con el ron de verdad, el bueno, el que sale de la caña de azúcar y del clima de la isla, y no el que se fabrica en cualquier otra parte.
Los «del lado de allá» podrán a partir de ahora beber Habana Club embotellado por la Bacardí, pero con ron destilado en Dominicana o sabe Dios en donde.
Para los aficionados a chuparle el rabo a la jutía, es decir, los que gustan de empinar el codo, se trata de más de lo mismo que ocurre con el ron Bacardí desde que sus dueños se fueron de Cuba. El que bebe hoy un trago de Bacardí y lo hizo hace poco más de 50 años atrás, sabe que no es igual, ni de lejos…
