Crónicas habaneras

Comenzó la serie nacional de pelota, y con ella, las broncas a nivel de peña sobre quién será el campeón de este año, la oportunidad de “echarle con el rayo”a los directores de los equipos cada vez que salga mal una jugada y las peleas a nivel de cuadra porque “¡el remalcriado hijo de fulanita me rompió el cristal de la ventana de un pelotazo!”. SE ALBOROTÓ EL AVISPERO

Comenzó la serie nacional de pelota, y con ella, las broncas a nivel de peña sobre quién será el campeón de este año, la oportunidad de “echarle con el rayo”a los directores de los equipos cada vez que salga mal una jugada y las peleas a nivel de cuadra porque “¡el remalcriado hijo de fulanita me rompió el cristal de la ventana de un pelotazo!”.

Y así, de una u otra forma, todos estarán envueltos en la Isla en el deporte nacional, que al mismo tiempo es el pasatiempo de la mayoría, porque es cierto que la atracción por el fútbol ha ido cobrando fuerza, pero gracias a la televisión, que trasmite los partidos de las ligas europeas y sudamericanas y la gente se desvive por ver a Messi haciendo goles, porque a decir verdad, por lo menos hasta hoy, el fútbol que se juega en la Isla es para echarse a llorar y solo lo ven los parientes cercanos de los jugadores.

El domingo pasado comenzó la 52 serie en el estadio José Ramón Cepero, de Ciego de Ávila, porque el equipo de esa provincia fue el campeón de la temporada anterior, y miles de aficionados abarrotaron las gradas, incluso unos cuantos de Industriales, los perdedores del campeonato en la serie pasada, que se aparecieron con cara de retadores.

A partir de ese momento, y durante los próximos cinco o seis meses el béisbol -los cubanos prefieren decir la pelota- será tema fijo de conversación al igual que todos los años, aunque siempre hay temas nuevos.

Desde que se anunciara la nueva estructura del torneo -con una primera vuelta a 45 juegos, y en la que no puede haber margen para el error si se aspira a quedar entre los mejores ocho elencos- no han sido pocas las polémicas.

Hacía bastante tiempo la afición solicitaba cambios en el diseño de la competencia y las nuevas disposiciones, al parecer, pretenden elevar la calidad del béisbol cubano estancado hace ya algunos años.

Muchos aseguran por su lado que ya es hora de que se reduzca el número de equipos, pues “quién ha visto que en un país tan chiquito como este haya 15 novenas”, criterio respaldado por los que aseguran que “por eso hay jugadores que no le dan ni a un melón”.

Y hay hasta quienes esperan encontrarse en las gradas el día menos pensado a algunas figuras que se han convertido en estrellas de las Grandes Ligas de Estados Unidos, y que gracias a las reformas migratorias que entrarán en vigor en enero, podrán regresar al país.

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