Crónicas habaneras

“Carmita, ¿ya conseguiste el capítulo 10 de La Mariposa? Hace una semana que me quedé en el número nueve y estoy loca por ver qué pasa en el siguiente”. “Que’va mi amiga, me aburrí de ese serial y ahora me pase a ‘Revenge‘, que está buenísimo y aunque en la televisión están pasando la primera temporada, yo ya ando buscando los capítulos de la segunda”. A LA CAZA DE SERIALES

“Carmita, ¿ya conseguiste el capítulo 10 de La Mariposa? Hace una semana que me quedé en el número nueve y estoy loca por ver qué pasa en el siguiente”. “Que’va mi amiga, me aburrí de ese serial y ahora me pase a ‘Revenge‘, que está buenísimo y aunque en la televisión están pasando la primera temporada, yo ya ando buscando los capítulos de la segunda”.

Diálogos como esos son recurrentes entre jóvenes y no jóvenes, estudiantes, trabajadores o jubilados. En Cuba la fiebre de los seriales ha hecho que muchos dejen a un lado las películas, lo que es mucho decir en un país donde el cine, en las grandes salas o en la televisión, es posiblemente el entretenimiento más popular después de la pelota y el dominó.

Los cinco canales nacionales se las arreglan para poner un buen número de series, casi todas estadounidenses y sin pagarle un centavo a las productoras yankis, porque alguna ventaja tiene que tener el embargo para los cubanos, pero la mayoría se pasan en horarios en los que solo están despiertos los custodios, por lo que la tecnología ha acudido en ayuda de los fans.

Los vendedores de discos piratas han olfateado el filón, y en sus estantes no solo hay música cubana y de medio mundo sino “lo ultimo” en series de televisión, aunque en los casos de aquellas que son muy extensas, el precio es un problema para muchos.

Pero para algo se inventaron las USB, ese adminículo que todo cubano que se las de de estar adelante debe tener.

USB mediante, películas y series se trasmiten como una epidemia de cuadra en cuadra, de empresa en empresa, de aula en aula y de un barrio a otro de la noche a la mañana.

La fuente original de los materiales es desconocida para casi todo el mundo, pero eso no importa, porque lo que vale es tener el último capítulo, con buena calidad y con traducción, por supuesto.

Y nada de ver a estas alturas series que se pusieron en la TV europea o americana hace 10 años. Eso es historia antigua. Ahora la mayoría de los cubanos van a la par de la gente que está del otro lado del charco.

Así ocurrió con series como la popularísima ‘Escobar‘, el patrón del crimen, que toda La Habana vio al mismo tiempo que se pasaba en Miami, o las estadounidenses ‘Homeland‘ y ‘Revolution‘, tan fresquitas, que media Cuba ya las vio, aunque no por los canales de la TV nacional.

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