Pese a que la primera reacción oficial de las autoridades cubanas ha sido de un cierto escepticismo, las nuevas medidas de relajación de sanciones y la directiva aprobada el pasado viernes por el presidente estadounidense, Barack Obama, suponen un blindaje del deshielo y una vía libre a varias de las reclamaciones históricas del país caribeño. Pese a que la primera reacción oficial de las autoridades cubanas ha sido de un cierto escepticismo, las nuevas medidas de relajación de sanciones y la directiva aprobada el pasado viernes por el presidente estadounidense, Barack Obama, suponen un blindaje del deshielo y una vía libre a varias de las reclamaciones históricas del país caribeño.
La directora general para EE.UU. de la Cancillería cubana, Josefina Vidal, ha señalado así que las nuevas medidas benefician más a ese país que a Cuba y al pueblo cubano; pero ha concedido también que son “positivas”. De esta forma, aunque se echen en falta mayores avances en el ámbito financiero; por la vía de los hechos, el embargo es cada vez más cosa del pasado.
Así, entre las nuevas medidas se encuentra una histórica reclamación de Cuba: aquella que permitirá la exportación a EE.UU. de medicamentos y tecnología médica cubana. También se autoriza a ciudadanos estadounidenses a participar en proyectos de investigación médica con ciudadanos cubanos, incluso si estos tienen fines comerciales.
Y otra reclamación histórica cubana: se elimina el requisito de que Cuba pague por adelantado y en efectivo artículos de producción agrícola como pesticidas o tractores; lo que, obviamente, encarecía y dificultaba en la práctica que estas se pudiesen realizar.
Y otra más: se pone fin a la prohibición de entrar a los buques extranjeros en un puerto de EE.UU. hasta 180 días después de hacerlo en un puerto cubano. Con ello, se abarata también el flujo de mercancías a Cuba, fundamentalmente a través del comercio marítimo, pues hasta ahora ese coste extra tenía que ser asumido por el Gobierno cubano lo que disparaba el precio de muchas importaciones.
Además, se pone fin al tope de importación, vía equipaje, de productos cubanos como el ron o el tabaco, que hasta ahora se limitaban a un valor total de 400 dólares; se autoriza la contratación de servicios profesionales; la importación de tecnología 100% estadounidense siempre que sea para uso personal; y se flexibiliza el envío de remesas a Cuba.
Incluso, en teoría, ciertas empresas como Amazon podría pasar ahora a estar disponibles en la Isla al quedar permitida la venta de “ciertos bienes” a través de empresas estadounidenses ‘online’ y dado que el servicio de correos entre ambos países ya estaba restablecido. No obstante, algunas de estas regulaciones requerirán, a su vez, que Cuba decida si autoriza dichas prácticas.
