La sucesión de Hugo Chávez y la actitud del nuevo Papa, dos incógnitas de futuro para la Isla

En 15 días...

En las últimas semanas se han producido dos acontecimientos inesperados que pueden tener mucha más influencia de lo que parece en un principio sobre el futuro a medio plazo de Cuba. De un tiempo que llegará, más pronto o más tarde en que la Isla afrontará su destino sin que ni Raúl ni Fidel Castro ocupen el poder. Lo que quizá no signifique, o no necesariamente, que no haya ningún otro miembro de esta familia en algún puesto dirigente con, mayor o menor ascendencia. En las últimas semanas se han producido dos acontecimientos inesperados que pueden tener mucha más influencia de lo que parece en un principio sobre el futuro a medio plazo de Cuba. De un tiempo que llegará, más pronto o más tarde en que la Isla afrontará su destino sin que ni Raúl ni Fidel Castro ocupen el poder. Lo que quizá no signifique, o no necesariamente, que no haya ningún otro miembro de esta familia en algún puesto dirigente con, mayor o menor ascendencia.

Primero, hay que hablar de las incógnitas que se abrieron tras el fallecimiento de Hugo Chávez, el benefactor venezolano que durante tanto tiempo ha financiado a la Isla. En este aspecto, todo parece indicar que su sucesor al frente del ‘chavismo‘, y casi con total seguridad del país, Nicolás Maduro puede asegurar, al menos en un principio, la continuidad de estos flujos de capitales que han resultado, y aún resultan fundamentales para la supervivencia del país. Por lo tanto, si se confirma el triunfo del delfín del presidente bolivariano en las elecciones venezolanas, las cosas pueden seguir, más o menos, como están ahora, permitiendo que las actuales autoridades de La Habana mantengan el pausadísimo ritmo de reformas económicas que han mantenido hasta ahora desde que empezaron a ‘amenazar‘ con introducir cambios en el modelo productivo.

Otra de las incógnitas a tener en cuenta se deriva del nombramiento de un nuevo Papa. El papel que ha jugado la Iglesia Católica en la apertura castrista ha sido fundamental desde que el histórico viaje de Juan Pablo II a la Isla dibujó un nuevo marco de relaciones. Una circunstancia que, incluso mejoró con Benedicto XVI y que ahora con Francisco podría cambiar quizá. Aunque los observadores también confían en que se mantenga una continuidad casi total con respecto a la política adoptada por el Vaticano en los años anteriores. Se dice que los cardenales de EEUU contribuyeron al triunfo de la candidatura de Bergoglio, lo que sería un buen presagio.

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