«Muchas veces hay una relación romántica, casi infantil, sobre lo que significa Cuba en la mente de muchas personas. Pero creo que es tiempo de madurar, la visión que todos tenemos sobre un país donde no solo no hay una democracia, sino que hay una dictadura y una tiranía brutal», afirmó el artista e impulsor de la marcha del 15 de noviembre en rueda de prensa desde Madrid.
García viajó a España junto a su esposa con un visado de turista después del intento de Marcha cívica, una protesta convocada por la plataforma Archipiélago de la que forma parte y prohibida por las autoridades, lo que de acuerdo con el artista desencadenó una campaña de «acoso» contra su persona.
El opositor acusó al Gobierno de Miguel Díaz-Canel de comportarse «como un marido abusivo con su propio pueblo» y lamentó que la revolución «devoró a sus hijos y ahora mismo está devorando a los nietos».
También insistió en la «censura, exclusión y discriminación» que se vive en la isla y acusó a la clase política de «utilizar la excusa de la mayoría» para dejar a los ciudadanos «sin derechos».
García dudó de que la izquierda esté gobernando en el país y tachó al Gobierno de un «régimen que se comporta como una casta totalmente conservadora y sin ningún ideal progresista».
Tras reiterar que en Cuba «no hay ningún tipo de democracia», el artista opinó que las autoridades le dejaron marcharse a España porque no querían que se convirtiera en un «símbolo».
El artista, que prometió seguir denunciando la situación cubana desde España, insistió en que «la única oportunidad» para el país es que «la comunidad internacional deje de mirar hacia otro lado».
García agradeció al gobierno de Pedro Sánchez que le facilitara un visado para volar a Madrid, donde tiene previsto reunirse con artistas cubanos, aunque afirmó que su intención es volver a la isla.
