Los productos cárnicos ahumados son poco saludables, todo el mundo lo sabe, pero deliciosos, y por eso también entre los cubanos tienen los consumidores asegurados, aunque en las últimas semanas han ido desapareciendo de los mercados estatales de La Habana y, en consecuencia, el “pánico” va cundiendo entre la clientela. Los productos cárnicos ahumados son poco saludables, todo el mundo lo sabe, pero deliciosos, y por eso también entre los cubanos tienen los consumidores asegurados, aunque en las últimas semanas han ido desapareciendo de los mercados estatales de La Habana y, en consecuencia, el “pánico” va cundiendo entre la clientela.
Muchos desandan los barrios en busca del preferido jamón de pierna, las chuletas de cerdo, el lacón, chorizos y otros renglones que hasta el otro día, como se dice, “estaban muertos de risa” en los mostradores y ahora no aparecen por ningún lado.
Acostumbrados al inestable abastecimiento por las más disímiles causas, hay hasta algunos mal pensados que afirman que como las fiestas de fin de año están cerca “los están aguantando en los almacenes para luego sacarlos e inundar el mercado”, cosa que ha ocurrido en otras ocasiones.
No obstante, el problema parece ser peor ahora, pues una dependienta de un mercado de la periferia, al ser interrogada sobre cuándo venderán de nuevo el lomo ahumado y sus similares, respondió con un desalentador “¡Uhhh! El centro procesador de La Habana está en reparaciones desde septiembre y no se sabe para cuándo lo abren de nuevo”.
Y en Cuba, donde las obras demoran siglos, eso es una mala señal.
