Comienza la temporada de cruceros y por todo lo alto, con la llegada a La Habana este viernes del MSC Opera, de la compañía ítalo-suiza MSC Crossiere, que se adelanta así a las demás grandes empresas del sector, basadas en Estados Unidos y que esperan que el demorado levantamiento del embargo les permita aprovechar una parte del pastel. Comienza la temporada de cruceros y por todo lo alto, con la llegada a La Habana este viernes del MSC Opera, de la compañía ítalo-suiza MSC Crossiere, que se adelanta así a las demás grandes empresas del sector, basadas en Estados Unidos y que esperan que el demorado levantamiento del embargo les permita aprovechar una parte del pastel.
Para los habitantes de La Habana será todo un acontecimiento recibir una verdadera ciudad flotante, con más de 700 tripulantes y 2.120 pasajeros que embarcarán en la capital cubana y navegarán por el Caribe con escalas en Montego Bay (Jamaica), Georgetown (Islas Caimán) y Cozumel (México).
Por supuesto, los cubanos tendrán que conformarse, al menos por ahora, con ver los toros desde la barrera, o mejor dicho, contemplar la majestuosa nave desde el malecón, donde posiblemente sea recibida hasta con salvas de los cañones de la fortaleza de La Cabaña.
Pero todos parecen convencidos de que la llegada de los cruceros, que tarde o temprano deberá crecer cuando al fin puedan hacer escala en La Habana las grandes navieras yanquis, insuflará aún más aire a la industria turística, y con ello, a la economía de la isla.
