Ya están en marcha los preparativos de Navidad y muchos colocan luces, adornos y arbolitos, si no lo hicieron ya; acopian “los féferes” para Noche Buena y fin de año, y buscan los regalos, casi siempre juguetes, para los más pequeños de la familia. Ya están en marcha los preparativos de Navidad y muchos colocan luces, adornos y arbolitos, si no lo hicieron ya; acopian “los féferes” para Noche Buena y fin de año, y buscan los regalos, casi siempre juguetes, para los más pequeños de la familia.
Ese es el gran dolor de cabeza para casi todos los padres, pues la mayoría de los salarios andan por los suelos, mientras los precios de los juguetes se mueven por las nubes.
Y si los niños se antojan de algo específico el tema asume tintes de tragedia, pues casi siempre los fiñes tienen buena puntería para enfocar los regalos más caros y muchos padres hacen lo indecible para complacerlos.
En la Cuba actual, son más de lo que algunos imaginan los que pueden comprar “lo más de lo más”, pero para la mayoría el tema se convierte en un difícil ejercicio matemático cuya única solución puede ser darles un momento de alegría a sus hijos.
Los más previsores ahorraron todo el año para evitar aprietos, otros convencieron a sus hijos de que los Reyes Magos son un cuento y que los regalos pueden llegar cualquier día, y los que dicen conocer la naturaleza infantil afirman que a la larga se conforman con cualquier cosa que los entretenga, y nada mejor para ello que los juguetitos que ocasionalmente aparecen en las tiendas de “todo por uno”.
