La industria turística de Cuba sigue a toda vela, superando un pronóstico tras otro, hasta los de las autoridades del sector en la isla, que en los primeros días del año auguraban cierta ralentización en la llegada de visitantes en relación con lo reportado en el 2015. La industria turística de Cuba sigue a toda vela, superando un pronóstico tras otro, hasta los de las autoridades del sector en la isla, que en los primeros días del año auguraban cierta ralentización en la llegada de visitantes en relación con lo reportado en el 2015.
Pero el boom continúa de tal manera que el primer millón de visitantes se completó casi con 15 días de antelación a lo reportado en 2015, por lo que a ese paso, posiblemente este año se llegue a los cuatro millones de llegadas, lo cual no sería difícil si el gobierno de Estados Unidos reduce aún más las restricciones a sus ciudadanos para viajar a la Mayor de las Antillas y el resto de los mercados emisores continúan en alza como hasta ahora.
También aumentan los temores sobre las posibilidades del país de soportar tal demanda, pues con demasiada frecuencia se agotan las capacidades de alojamiento y aunque marcha con rapidez la construcción de nuevos hoteles, su apertura requiere tiempo.
La subida de precios parece inminente, y para muestra un botón: En Radio bemba se dice ya que pasear en un auto descapotable de los años 50 se está haciendo prohibitivo, pues si hace poco cobraban a 40 dólares la hora, ya rondan los 70, y lo mismo pudiera ocurrir con el alquiler de habitaciones y viviendas y otros servicios, tanto del Estado como del emergente sector privado.
