Contra los pronósticos de los expertos, que auguraban que ‘El Niño’ en sus estertores iba a provocar fuertes lluvias en marzo y abril, ambos meses pasaron con pocas precipitaciones, suficientes solo para mantener a raya la sequía. Contra los pronósticos de los expertos, que auguraban que ‘El Niño’ en sus estertores iba a provocar fuertes lluvias en marzo y abril, ambos meses pasaron con pocas precipitaciones, suficientes solo para mantener a raya la sequía.
Según datos oficiales, a estas alturas son más de un millón los cubanos afectados por la falta de agua, lo que se traduce en restricciones cada vez mayores en la llegada del líquido a los hogares y afectaciones a las cosechas y al ganado, a pesar de todas las medidas puestas en práctica por las autoridades para atenuar el creciente deterioro de numerosas fuentes de abasto.
En toda la isla, aseguran los conocedores, hay unas 260 fuentes con afectación total o parcial, y ante tal situación, los que tienen con qué, enfrentan la contingencia cada cual a su manera, unos construyendo cisternas en jardines y patios, y otros instalando más tanques y depósitos de todo tipo en las azoteas o donde quepan.
El problema ha alcanzado tal gravedad que a los barrios más afectados, sobre todo en el oriente del país, les llega el agua una vez cada diez días, mientras en la capital ya algunos la reciben en sus cañerías solo un día de cada tres, mientras miran al cielo limpio de nubes a la espera de los tradicionales aguaceros de mayo para calmar la sed.
