La Habana no está en su peor momento en lo que respecta a la acumulación de basura en sus calles por falta de una adecuada recogida, pero los tanques desbordados de desperdicios siguen siendo un paisaje cotidiano en casi todos los barrios de la ciudad. La Habana no está en su peor momento en lo que respecta a la acumulación de basura en sus calles por falta de una adecuada recogida, pero los tanques desbordados de desperdicios siguen siendo un paisaje cotidiano en casi todos los barrios de la ciudad.
Muchos dicen que los habaneros son descuidados y los primeros responsables de esa situación porque en el interior del país, con menos recursos, las ciudades están limpias.
Las autoridades de la capital, por su parte, son conscientes de que no se trata solo del mal aspecto que el problema le confiere a una urbe que pretende atraer cada vez más turistas, sino que es una fuente de proliferación de vectores y enfermedades y por ello buscan la manera de destinar recursos, siempre insuficientes, para resolverlo.
Ahora la noticia de que se evalúan casi una treintena de propuestas de empresas extranjeras para invertir en proyectos de aprovechamiento de residuos ha despertado las esperanzas de muchos vecinos que ya consideran este problema como insoluble.
“Vamos a ver –dicen unos- si con alguna empresa mixta se logra que desaparezca la basura de las esquinas”, aunque otros afirman de forma más gráfica que aunque no llegue el capital extranjero para mejorar la recogida y aprovechamiento de los desperdicios “hay que meterle mano al asunto, porque si no, la mierda nos va a comer”.
