La presencia creciente de espacios comerciales que operan exclusivamente en divisas extranjeras plantea nuevos retos para el consumo cotidiano en la isla. Estos establecimientos, habilitados para aceptar dólares físicos o pagos mediante tarjetas respaldadas por monedas convertibles como el euro, conforman un circuito diferenciado dentro del mercado interno. Su funcionamiento implica transformaciones visibles: desde el surtido de productos hasta la distribución espacial, pasando por los perfiles de los clientes que acceden a ellos. En paralelo, el peso cubano queda fuera de estas operaciones, lo que refuerza una dinámica de segmentación económica y de diferenciación social. El recorrido por dos tiendas de Miramar permite observar cómo estos espacios se integran en el paisaje comercial de La Habana y cómo influyen en la percepción del consumo, los precios y la posibilidad real de acceso para quienes no disponen de divisas.
La llegada de comercios en divisas redefine el consumo cotidiano en sectores urbanos de la capital
Tiendas en Miramar: dos modelos bajo un mismo sistema
En la barriada habanera de Miramar funcionan dos establecimientos visitados en este recorrido: El Rey, dedicado a la alimentación, y Fress, gestionado con capital extranjero y con una sección de ferretería. Ambos aceptan exclusivamente dólares o monedas convertibles. Un producto básico, como un néctar de manzana de 200 ml marcado en 0.50 USD, ilustra la distancia entre las operaciones en divisas y los ingresos de una parte importante de la población.
Los precios en dólares generan una brecha notable entre el consumo en divisas y los salarios en pesos
Ambientes que rompen con el entorno
El interior de estos comercios muestra un diseño distinto al de la red minorista tradicional. La iluminación, la disposición del surtido y la estética general evocan modelos de centros comerciales de otras latitudes. Esta decoración provoca una sensación de desconexión entre el consumidor local y el entorno, haciendo más visible la segmentación entre quienes pueden acceder con divisas y quienes dependen exclusivamente del peso cubano.
La estética importada refuerza la percepción de un mercado fragmentado
Un debate sobre reformas y modelos económicos
La existencia de estos comercios ha reactivado debates sobre la evolución del modelo económico cubano. Entre las comparaciones recurrentes aparece la figura de Deng Xiaoping, relacionada con el proceso de reformas económicas en China y citada con frecuencia en discusiones públicas sobre la convivencia entre mecanismos de mercado y estructuras socialistas. Aunque no existe consenso documental pleno sobre una frase frecuentemente atribuida a ese periodo, su mención se ha convertido en un recurso habitual en análisis y conversaciones. La presencia de tiendas en dólares en Cuba alimenta la discusión sobre si estas medidas responden a una estrategia de largo plazo o a un escenario coyuntural.
Preguntas que resumen una incertidumbre mayor
El contraste entre estos espacios comerciales y la situación económica general genera interrogantes sobre la sostenibilidad del actual esquema de consumo. La coexistencia de distintos sistemas de acceso —moneda nacional y divisas— dibuja un escenario complejo para amplios sectores de la población. Una imagen final del recorrido queda sintetizada en una pregunta aparentemente simple, pero significativa para interpretar el momento actual: ¿cuántas patas tiene un gato? Una metáfora sobre la multiplicidad de lecturas posibles en un contexto económico en transformación.



