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Radio Bemba

La sonada visita de la cantante Beyonce y su esposo a Cuba hace unos meses no parece haber sido una gota en el desierto, sino la confirmación de una tendencia creciente, que se convierte en noticia a causa de la ya tradicional enemistad entre los gobiernos de ambos países, como parte de la cual los viajes de ciudadanos entre una nación y otra ha sido uno de los puntos más controvertidos. La sonada visita de la cantante Beyonce y su esposo a Cuba hace unos meses no parece haber sido una gota en el desierto, sino la confirmación de una tendencia creciente, que se convierte en noticia a causa de la ya tradicional enemistad entre los gobiernos de ambos países, como parte de la cual los viajes de ciudadanos entre una nación y otra ha sido uno de los puntos más controvertidos.

Pero el caso es que a pesar de las restricciones de las leyes de Estados Unidos para que los ciudadanos de ese país puedan viajar a Cuba, la realidad parece encaminarse por otro rumbo, pues según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) La cantidad de norteamericanos que visitaron la isla aumentó en 100% en los últimos seis años con el ingreso de más de 98,000 personas de esa nacionalidad en 2012.

Con ello los EEUU se ubicaron en el sexto lugar entre los países emisores de turistas a Cuba el año pasado, con un incremento sistemático desde 2007, cuando arribaron a la isla 40,521 estadounidenses.

Los viajes de los estadounidenses a Cuba deben ser aprobados previamente por la Oficina de Control de Bienes Extranjeros de EEUU, que decide si otorga o no los permisos a organizaciones y grupos que pagan ciertos programas de intercambio educativo y cultural con la isla.

A consecuencia del embargo, los estadounidenses a quienes se les permite viajar a Cuba están sujetos a límites de gastos diarios y tienen prohibido ingresar a su país suvenires u otros productos cubanos, así que no son un sector que deje gran cantidad de divisas a la isla, pero su presencia tiene una especie de connotación de lo que puede resultar si, en un futuro, se abren a millones de estadounidense las posibilidades de visitar la isla prohibida.

Desde enero de 2011, el presidente Barack Obama alivió una serie de regulaciones que favorecieron las visitas por motivos académicos, religiosos, culturales o deportivos, bajo ciertas condiciones, mediante una política que Washington denomina «promoción del contacto persona a persona».

Pero la llegada de quienes viven en EEUU va más allá si a la cifra de los “nativos” se suman los cientos de miles de cubanoamericanos que hacen viajes anuales para visitar a sus familiares de la isla y que también han ido aumentando hasta llegar en 2012 a 475,936 y, según estimados bien fundamentados, este año podrían llegar al medio millón.

Así, los cubanos residentes en el extranjero, en su gran mayoría en Estados Unidos, constituyen ya el segundo sector más importante de visitantes, solo superados por los canadienses, que sobrepasaron el millón de turistas en el 2012, seguidos de lejos por los procedentes del Reino Unido, Alemania y Argentina, entre otros.

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