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Jolgorio de teatro, voces conocidas, yoga y cocina hindú

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La Habana está sumergida en estos días en un mejunje que tiene corriendo a los asiduos de los ambientes culturales y a los no tan asiduos, pero que son atraídos por la curiosidad. La Habana está sumergida en estos días en un mejunje que tiene corriendo a los asiduos de los ambientes culturales y a los no tan asiduos, pero que son atraídos por la curiosidad.

De entrada los escenarios han sido invadidos por compañías de más de 70 países de Latinoamérica, Europa, Estados Unidos y China en el XV Festival Internacional de Teatro de La Habana, que comenzó el 25 de octubre y se prolongará hasta el 4 de noviembre.

La apertura fue por todo lo alto, con el Teatro Estatal Académico Evguéni Vajtángov de Rusia, que presentó la superproducción musical Ana Karenina, una versión de la novela homónima de León Tolstói, en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional.

El festival, convocado por el Consejo Nacional de Artes Escénicas está dedicado al actor y pedagogo teatral ruso Konstantín Stanislavski por sus aportes técnicos, capacidad creativa, generativa y transformadora.

Además de los teatros, parques y plazas habaneros, son subsedes del evento las occidentales provincias de Pinar del Río, Artemisa, Mayabeque y Matanzas, así como las centrales Villa Clara, Sancti Spíritus y Cienfuegos.

El programa ha estado compuesto por obras unipersonales, performances, musicales, tecnologías y dispositivos que complementan escenarios, narración oral y exposiciones de carteles y fotografías.

Los amantes el teatro han estado persiguiendo además, las actuaciones del chileno Álvaro Solar, las española Antonia Bueno, El Bachín Teatro de Argentina, Sixfingers Theatre de Finlandia, Títeres Cachiporra de Uruguay y los cubanos Teatro D’Dos, El Público, El Portazo y Argos Teatro, entre otras agrupaciones y artistas.

Por si fuera poco se lleva a cabo la más nutrida y variada muestra de la cultura india que se haya concebido en América Latina y el Caribe en tiempos recientes, que en el contexto del Festival ha brindado la oportunidad única de apreciar seis estilos de la danza clásica de esa nación asiática.

Más allá de los escenarios, se muestra un ciclo de cine en el cual el plato fuerte es el estreno de Él es el tigre, de Kabir Khan, cinta que como casi todo lo de Bolywood mezcla estilos y eta vez tiene ingredientes de espionaje, romance, con dosis musical, y que en parte fue filmada en locaciones habaneras.

Los cubanos no parecen muy inclinados hacia una cultura milenaria y riquísima pero a mil años luz de la idiosincrasia caribeña, por ello no ha caído muy bien entre muchos el maratón de películas indias que está ofreciendo la televisión cubana en espacios que mayoritariamente han estado ocupados por la cinematografía estadounidense.

Sin embargo, sí han gustado las danzas y las exposiciones de pintura, pero el verdadero gancho para muchos han sido un festival culinario en el Hotel Nacional de Cuba, con los misterios de una cocina de la cual en Cuba solo es conocido, y por pocos, el curry, y extraordinarias demostraciones de yoga realizadas en un Club recreativo de las playas de Marianao.

Mientras, calientan motores quienes están dispuestos a hacer largas filas para escuchar a las cantantes Lila Downs, de México, y Maridalia Hernández, de República Domi­nicana, que se presentarán por primera vez en Cuba junto con el grupo alemán Fun Fun, durante el Segundo Encuentro Voces Populares, entre el 4 y el 9 de noviembre.

Cantautora, productora discográfica y arreglista, Ana Lila Downs Sánchez, ganadora de un Premio Grammy en 2012, es considerada una de las intérpretes más importantes del mundo en la música mexicana, la cumbia, el bolero, el folclor chileno y el jazz.

Por su parte, Maridalia Hernández tiene asegurado un numeroso público en cuanto se sabe que fuera fundadora y vocalista de la mundialmente famosa 440 de Juan Luis Guerra, y posteriormente ha desarrollado una importante labor musical que la ha llevado a ganar festivales como el de Viña del Mar.

En tanto, el grupo alemán Fun Fun, integrado por Dorothee Marx, Heike Gruber, Georg Simon, Jürgen Fischer y Rainer Redeker, se dedica desde hace décadas a la percusión africana, brasilera y caribeña. Que los rubios teutones vengan “a bailar a casa del trompo” es ya más que suficiente para despertar la curiosidad cuando un toque de tumbadora y bongó se convierte en algo exótico para los cubanos.

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