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Los cambios siguen

Radio Bemba

Los Lineamientos del Congreso del Partido no hablan del «asunto», pero al «asunto» saltó de los rincones más sórdidos de las noches habaneras a la Plaza de la Revolución, cuando gays, lesbianas y transexuales desfilaron junto a cientos de miles de cubanos, como uno más, el 16 de abril para respaldar el Socialismo, y el pasado 1 de Mayo, en la fiesta internacional de los trabajadores. Los Lineamientos del Congreso del Partido no hablan del «asunto», pero al «asunto» saltó de los rincones más sórdidos de las noches habaneras a la Plaza de la Revolución, cuando gays, lesbianas y transexuales desfilaron junto a cientos de miles de cubanos, como uno más, el 16 de abril para respaldar el Socialismo, y el pasado 1 de Mayo, en la fiesta internacional de los trabajadores.

Y como si fuera poco, hace sólo unos días una tremenda fiesta sirvió para clausurar la Jornada Nacional contra la Homofobia, que se prolongó con innumerables actividades en toda la isla durante casi dos semanas.

Lo más significativo fue que el acto tuvo por escenario el teatro Karl Marx, el mayor de Cuba, con casi seis mil lunetas que por poco no alcanzan para acoger a la flor y nata de la gente distinta de La Habana entre lentejuelas y brillos, uñas postizas y pelucas.

Es el teatro de los grandes acontecimientos, clausuras de congresos, discursos de Fidel Castro, eventos internacionales y conciertos de las pocas grandes estrellas extranjeras que osan presentarse en La Habana a riesgo de que le corten la luz y el agua en Miami.

Y ahora recibió en un gran espectáculo a «estrellas» como Margot, Chantal, Imperio y otras reinas del trasvestismo que ofrecieron su arte a un público donde no faltaron algún que otro dirigente del PCC, Mariela Castro, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), institución que auspició la celebración, y la participación de importantes figuras de la música cubana.

Para Radio bemba esto es un síntoma más de los cambios que ocurren en la isla, pues en un país donde hace unos años a cualquier padre le reventaban las costuras al sentenciar «primero muerto que loca» si su hijo supuestamente macho-varón-masculino se pasaba de bando, ahora en farmacias, vallas y locales públicos se puede ver un cartel de un hombre abrazando a un adolescente que reza algo así como que «debes querer a tu hijo por sus valores, no por sus gustos que lo hacen diferente a ti».

Los más escépticos aseguran que eso es como todo, que la apertura se debe a que la encabeza Mariela, la psicóloga hija del presidente Raúl Castro, y que gracias al parentesco no ha caído envuelta en llamas con bandera del arco íris incluida.

Pero el caso es que la apertura ha llegado hasta este punto y ya son historia las granjas en las que recluían a los homosexuales en la década de 1960, y muchos se iban para Miami, aunque allí si bien no había granjas, la comunidad cubana fuera tan recalcitrante o más que lo que dejaban atrás.

En medio del Kart Marx, Mía, una elegante cuarentona vestida toda de negro, con zapatos de tacón y carterita plateada y que en realidad responde al nombre de Carlos, declaró a periodistas presentes en el show, que nunca soñó que en este país sucediera algo así. “Es increíble para mí porque me tocó vivir un momento social muy diferente al que estamos viviendo, yo sufrí bastante la discriminación y llegué hasta a la cárcel por ser homosexual”.

El asunto comienza a ser abordado con tal amplitud que en una entrevista en septiembre pasado, Fidel Castro se responsabilizó de la marginación que en los años 60 padecieron los homosexuales y reconoció que fue «una gran injusticia».

Ahora Mariela, su parienta, no solo encabeza la campaña contra la homofobia, sino que ha pedido al Partido Comunista el cese de la discriminación homosexual en sus filas, logró la aprobación en 2008 de las cirugías de cambio de sexo, de las cuales se han hecho ya decenas sin costo alguno para los beneficiados, e incluso impulsa las uniones gay, para lo cual reclama que sea revisado el Código de Familia, en vigor desde la década de 1970, y que como es lógico no los incluye a la hora de hacer la definición de lo que es una familia.

Pero el acto del Karl Marx no solo fue una muestra del destape -por cierto, en Cuba no se sale del armario, sino del closet, que tiene más caché- sino también de que aquellos que son diferentes no viven en el limbo y son parte de una sociedad polarizada, y si bien muchos fueron a parar al otro lado del Estrecho de la Florida, los que se han quedado del lado de acá bien pueden ser milicianos-as y hasta -si le dan la oportunidad- llevar el carnet del partido entre los cosméticos.

Tanto es así que los presentes rindieron homenaje a Vilma Espín, fundadora de la Federación de Mujeres Cubanas, y en medio de una ovación, desde el escenario Mariela Castro clamó: «¡Desarticulemos todas las formas de discriminación! ¡Desterremos la homofobia! ¡Defendamos el socialismo como paradigma emancipador del ser humano!».

Por su parte, la rubia Margot (Riuber Alarcón) enfundada en un apretado traje dorado exclamó: «Esta revolución será más invencible si estamos unidos», y en medio de la ensordecedora música de una conga, con el teatro en pleno «arroyando» entre el lunetario, llamó a celebrar el año que viene la clausura de la próxima jornada contra la homofobia, nada más y nada menos que en el «santuario» de las grandes marchas, la Tribuna Antiimperialista José Martí, justo frente a la Oficina de Intereses de Estados Unidos.

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