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RECUERDOS DE FAMILIA

Radio Bemba

No es demasiado difícil para cualquier cubano encontrar un ascendiente de su familia en el lugar más recóndito de España. Ejemplos hay muchos. Tampoco resulta demasiado complicado para un español hallar, si lo desea, a algún pariente lejano en la isla. No es demasiado difícil para cualquier cubano encontrar un ascendiente de su familia en el lugar más recóndito de España. Ejemplos hay muchos. Tampoco resulta demasiado complicado para un español hallar, si lo desea, a algún pariente lejano en la isla. Y para eso hay lugares de la Mayor de las Antillas que parecen un compendio de toda la geografía española, como la ciudad de Sancti Spíritus y las fértiles tierras de toda la zona central de la isla, donde en oleadas y hasta bien entrada la primera mitad del siglo XX se concentraron canarios, asturianos, gallegos, vascos, catalanes… Incluso basta un lugar para conocer esa historia, y si usted escucha los apellidos, quizá encuentre el suyo… Lea esto y verá. Frente al concurrido parque Serafín Sánchez, en Sancti Spíritus, se alza el pequeño Hotel Plaza, una verdadera joyita de la empresa hoteles Encanto. En 1784 radicaba allí, en la otrora calle Real -hoy Independencia- una casa con techo colgadizo, propiedad de Policarpo Socarrás, mientras que el edificio que ha llegado hasta nuestros días es anterior a 1828. Era por entonces una construcción de dos plantas, que el abogado Manuel Celestino Cañizares compró a Ana Rosalía y María de la Soledad Socarrás por cuatro mil pesos. Posteriormente, el nuevo dueño tuvo que hipotecarla como consecuencia de deudas contraídas y fue cuando el doctor José Manuel García Cañizares la adquirió. Al fallecer este, en 1886, la heredó su esposa María del Rosario Rijo y luego sus hijos García del Rijo. Más tarde, en 1905, el edificio pasó a manos de Francisco Barceló Meneses. Una década después el dueño era el asturiano Jesús Solís, quien contrató al arquitecto José Antonio Mendigutía Silvera para remodelarlo.

Allí mismo en 1904, el inquilino Pedro Meliá Quintanilla fundó el primer café y cantina Salón Meliá. Más tarde el canario Pedro Darias Mora adquirió el comercio y le varió el nombre por El Recreo Moderno. Pero en 1908 se denominó El Louvre, por decisión de su nuevo propietario, el gallego Antonio Casals.

Con la llegada de 1912, Meliá Quintanilla fundó otro negocio, en la segunda planta de esa edificación, donde construyó una casa de huéspedes que denominó Hotel Plaza. Más tarde adquirieron la propiedad Tomás Tallet Lugo, Demetrio Cabarga y José Tuñón Díaz. Jesús Solís González, dueño del hotel, compró el negocio en 1916 y unió el café y la cantina -entonces llamados Los Helados de París- con el hospedaje. Así surge la sociedad Jesús Solís y Hermano, que convierte el centro en uno de los de mayor prestigio de su época. Todo un árbol genealógico ibérico concentrado apenas en las dos plantas de un hotelito del centro de Cuba. ¿Se reconoce usted en alguna de sus ramas?

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