Francisco ARUCA Analista político cubanoamericano y comentarista de la actualidad de Miami

En declaraciones a Cuba Económica, el analista político cubanoamericano, Francisco Aruca, ha asegurado que con la inminente entrada en vigor de los cambios normativos promovidos por la Administración Obama para suavizar el embargo, el nuevo presidente cumple una parte de sus promesas electorales, ligadas a eliminar presión sobre las familias cubanoamericanas cuyos componentes viven a ambos lados del estrecho de Florida. En declaraciones a Cuba Económica, el analista político cubanoamericano, Francisco Aruca, ha asegurado que con la inminente entrada en vigor de los cambios normativos promovidos por la Administración Obama para suavizar el embargo, el nuevo presidente cumple una parte de sus promesas electorales, ligadas a eliminar presión sobre las familias cubanoamericanas cuyos componentes viven a ambos lados del estrecho de Florida. Pero este capítulo cerrado ahora, y cuyos anuncios iniciales se remontan a la pasada primavera, sólo supone una parte del problema general. La cristalización de ese nuevo ambiente político y económico que debería instalarse a medio plazo entre Washington y La Habana todavía tardará mucho tiempo en ser plausible.

-¿Cuál es su opinión sobre la política que ha seguido hasta ahora Obama hacia Cuba?

-En los últimos días se ha sabido que, por fin entran en vigor, los cambios anunciados por Obama en abril sobre los viajes a Cuba y de los cubanoamericanos con familiares en la Isla y el aumento del límite de dinero que pueden gastar. Una de las sorpresas en este asunto es quizá el hecho de que no haya sorpresas, es decir que aquello que va a entrar en vigor se ajuste a lo que se dijo que iba a ser aprobado. Con estas normas, el presidente da satisfacción a los asuntos relacionados con los problemas de las familias con los que se había comprometido durante la campaña electoral. Pero ésta es sólo una parte del problema que es más amplio y tendrá una resolución lenta. Creo, en cualquier caso, que en este asunto, como en otros, el presidente abre el debate dejando que su posición quede bien fijada para que surja la poderosa oposición conservadora con sus reproches y sus ataques y pueda haber una negociación posterior. Lo malo es que en esa negociación quizá, como ha pasado en otras reformas, como la del sistema sanitario, Obama suele ceder demasiado. Con lo que los resultados finales son inciertos siempre.

-Podríamos decir, entonces, que algunos sectores están decepcionados con el presidente…

-Tanto como decepcionados quizá sea mucho decir. Es cierto que el exceso de contemporización con determinados sectores ha descolocado a algunos de los seguidores iniciales del presidente. Pero, en el caso concreto de Cuba, siempre estuvo claro que iba a iniciarse un proceso bastante largo y que los resultados no se conocerían inmediatamente. En mi opinión, uno de los pasos más importantes que se han dado es el hecho de que representantes de los gobiernos de los dos países hayan retomado las negociaciones directas sobre temas migratorios. Se habla de eso, pero hay un marco para hablar de más cosas y para que el diálogo se produzca lejos de la presión de los periodistas y de la necesidad de hacer siempre declaraciones públicas, más o menos comprometedoras. Y también hay otros aspectos que están sobre la mesa, como los que señaló Bill Richardson, el gobernador de Nuevo México, en su reciente viaje a Cuba. Hay mucha más fluidez en el intercambio en lo que respecta a la cultura, por ejemplo, más artistas de EEUU que viajan a la Isla y al contrario. Esa es una pista sobre el futuro a corto plazo.

¿Qué opina de la reacción del exilio de Miami al proyecto del ‘Concierto por la Paz‘ de Juanes ?

-El asunto de Juanes ha vuelto a poner de manifiesto la división que hay en el exilio cubano. Pero también demuestra que, quizá con más lentitud de lo que a uno le gustaría, en Miami también se producen cambios. Una parte del exilio se ha manifestado con claridad en contra de las opiniones de la extrema derecha que se ha apresurado a descalificar al cantante colombiano. Y, en este lugar, todavía se paga un precio por oponerse a los grupos radicales del exilio que conservan mucho poder y mucho predicamento en los medios. Además, hoy hablar de exilio no supone hablar de toda la comunidad cubanoamericana de Florida. Están los exiliados, pero también hay inmigrantes. Personas que han llegado aquí desde la Isla, por motivos puramente económicos. De modo que sólo es exiliado quien se define como tal, quien explica, especialmente si es alguien notable en la comunidad, que está en EEUU por motivos políticos, porque se opone al actual régimen de poder de la mayor de las Antillas. Para los inmigrantes, toda esta discusión sobre el asunto del concierto de Juanes es sólo un nuevo brindis al sol de los radicales.

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