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El Departamento de Estado se muestra inquieto por la inicativa de Castro y Chávez

En 15 días...

El proyecto de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) parece haber tomado un nuevo impulso con la canícula agosteña.  El proyecto de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) parece haber tomado un nuevo impulso con la canícula agosteña. Con el fuerte incremento de los precios del petróleo como telón de fondo y la disposición manifestada por el presidente venezolano, Hugo Chávez, de ofrecer crudo en condiciones preferenciales a una nutrida selección de países del Caribe, ese proyecto que algunos califican de “visionario” ha comenzado a tener contenidos reales.

Mientras, Washington continúa manifestándose incapaz de desarrollar su tantas veces anunciado ALCA para el desarrollo ‘tutelado’ del libre comercio en el eje norte-sur del continente. El Departamento de Estado de EEUU se muestra inquieto por la iniciativa de Castro y Chávez y ha comenzado a desautorizar en los foros internacionales el proyecto de ambos líderes. La reunión de Jamaica viene a suponer así el inicio de un nuevo plan de integración económica con sus correspondientes repercusiones políticas al margen de la tutela del vecino del norte.

La recuperación de las relaciones diplomáticas de Cuba con Panamá, que ha incluido la presencia del presidente Martin Torrijos en La Habana, suponen un elemento de firmeza adicional a todo este proceso. Y mientras, los norteamericanos enviaron el pasado mes de agosto a su secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, a Paraguay y Colombia para dejar claro por dónde van las estrategias de los neoconservadores de Washington en la región. En cualquier caso, aún es pronto para sacar conclusiones, pero no es menos cierto que hay que esperar que muevan pieza. Quizá la escandalosa ineficacia de la Administración Federal noertamericana con los devastadores efectos del Katrina pueda representar un paréntesis para las agresiones expresas o veladas con que sin duda intentará el poderoso vecino del norte dificultar la consolidación del ALBA. Ojalá nos equivoquemos en este pronóstico, pero la historia demuestra que al Departamento de Estado nunca le han resultado simpáticas las iniciativas de integración regional al margen de sus dictados.

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