Para reducir sus abultados gastos, el gobierno ha ido aplicando paulatinamente una serie de medidas encaminadas a reducir los subsidios y gratuidades, entre ellas la eliminación de los comedores obreros que existían en buena parte de los centros de trabajo estatales. Para reducir sus abultados gastos, el gobierno ha ido aplicando paulatinamente una serie de medidas encaminadas a reducir los subsidios y gratuidades, entre ellas la eliminación de los comedores obreros que existían en buena parte de los centros de trabajo estatales. Asimismo ha hecho hincapié en ir eliminando productos de la libreta de abastecimientos, mediante la cual todos los cubanos reciben una canasta básica, muy reducida en cantidad y variedad pero que en conjunto representa un enorme gasto. Así, por ejemplo, desde el 1 de enero pasaron a la venta liberada el jabón de tocador y de lavar, la pasta de dientes y el detergente líquido, con precios mucho más altos. Posteriormente pasaron también a la venta «liberada» las galletas de sal. Aunque se mantienen por la libreta los frijoles, uno de los alimentos básicos del cubano, la cantidad se ha reducido, y algunos granos, como los chícharos, también pasaron definitivamente a la venta liberada.
En el debate de los lineamientos se habló mucho sobre la necesidad de eliminar la libreta de abastecimientos, pero todo indica que esta será una medida que irá avanzando muy despacio, mediante la eliminación paulatina de productos, según las posibilidades que tenga el país de ir abasteciendo el mercado.
La eliminación de los comedores para los obreros, que se encontraban en biena parte de los centros estatales, ha sido una de las medidas con las que Castro ha intentado reducir los gastos del Estado.
Productos de primera necesidad como el jabón o el dentífrico de dientes han pasado a ser de venta libre, lo que ha provocado un aumento vertiginoso de su precio.
